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Kuve, Regresión y mucha energía

Por Sandro Maciá.

Viajar es tan entretenido como cansado. Que si hacer la maleta –coñazo absoluto que, por muy experto que uno sea, siempre tiene idéntico final: lo que no debíamos olvidar se nos queda en casa-, que si corre para no perder el tren –o avión, o taxi o sucedáneos varios-, que si siéntate y espera a que tu trayecto de dos horas se convierta en una tarde entera entre retrasos y cancelaciones, que si aguanta y da consuelo al recién conocido compañero de asiento que teme a las alturas, a la velocidad o –llegado el caso- a la vida misma… En fin, toda una aventura no apta para impacientes.

No obstante, como de valientes se haya plagado este mundo, son cientos de miles de millones los viajeros que cada día recorren parte de los cielos y tierras de nuestro planeta para trasladarse de un lugar a otro -algo que comparto no pocos tumbos he dado yo mochila en mano camino a Benicàssim o Benidorm a difrutar de sus “FIBs” y “Lowcosts”-, viajeros como lo fueron un día Maryan Frutos y Carlos Otero, cuyos caminos se cruzaron en Madrid (él vino de Lima, ella de Murcia), ciudad en la que nació Kuve, formación de la que ella es cantante y él guitarrista.

Desde entonces –corría el mes de septiembre de 2009- ambos han estado inmersos en un proceso continuo de composición, grabación y autoproducción en el que han ido dando forma, a fuego lento pero a conciencia, a la identidad de Kuve, a la esencia de un dúo que, gracias al apoyo del productor Raúl de Lara (Varry Brava, Second) y al bagaje acumulado durante sus inicios, presenta en estos meses su recién nacida criatura, su primer disco: Regresión (BMG Rights, 2013), un trabajo emocionante desde el minuto cero, un debut que desprende energía e ilusión.

Temas como “Mi mente en el congelador” -primer corte, de sonido Garbage y versos memorables- o “Euritmia” –de estilo más intimista-, ya dan una pista de que, además del ímpetu que impregnaba al single de presentación, “Nadie te dijo” –sinceridad verbal entre guitarras afiladas-, en Regresión hay espacio para el recogimiento, para la degustación tranquila de las melodías y las letras, sin que por eso se pierda el afán “Kuvista” por hacernos bailar y corear al ritmo de, por ejemplo, “Singapur”.

Otros tracks reseñables son “Invisibles cuerpos” (con un estribillo perfectamente construido a partir de la ecléctica voz de Maryan), “Dando Vueltas” (aspirante a quedarse en nuestra cabeza, recreándose en nuestro interior) o “En círculos”, canción que cierra el disco y ratifica la sensación que sobrevuela durante toda la audición: ha nacido un grupo con las ideas claras y el talento más que suficiente como para atraer a propios y extraños a cualquiera de los conciertos que darán a lo largo de los próximos meses, tiempo que durará su gira de presentación (atentos si vivís en Murcia, Madrid, Barcelona, Toledo…) y en la que tendremos oportunidad de verles muy de cerca.

Próxima parada: Elche (Alicante). ¡Bienvenidos sean!

 

 

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