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Relatos de realidad con París de fondo

Por Vanessa Díez

Matar mujeres tan sólo por vivir de forma opulenta y para que no den muchos problemas elegirlas bien mayores y poco ágiles. Atarlas y acuchillarlas. Llevarse un botín poco estudiado y quizá algún recuerdo. Sin pensar, según avancen los acontecimientos. Sin remordimientos. Después gastar en coca, en calzoncillos caros, en una gran fiesta, en vivir una vida que de no ser por lo hecho no habría sido nuestra. Matar de forma aleatoria y mecánicamente, sin pensar demasiado. Al final nos descuidamos, porque sin cómplice ya no son cuatro ojos los que se aseguran que todo está bien hecho, quizá Jean-Thierry era el meticuloso y yo la fuerza, la ira y los celos, por eso le pegaba palizas después de sus traiciones, por eso se fue de mi, después sin él ya nada importaba, tan sólo seguir metiéndome para no pensar, para no vivir.

La “Historia de la bestia de París” impacta por su crueldad, además la autora nos desgrana cómo pudieron haberse sucedido los hechos, es una mirada a la forma en que los asesinos llevaron a cabo las cosas, mostrando de que manera dos personas llegan a tales resultados, las circunstancias, las variables, las diferentes formas de vivir y además nos revela cómo vivía cada víctima que se fue apareciendo por casualidad en el camino de Paulin y Jean-Thierry, mujeres mayores que tan sólo volvían del mercado y la mala suerte las cruzó con alguien que las seleccionó porque les costaba caminar, porque serían una presa fácil y con poca resistencia.

Uno de los primeros surrealistas, Philippe Soupault, se nos muestra tanto a principios de siglo XX junto a otros compañeros del movimiento como fueron André Breton, Guillaume Apollinaire o Paul Éluard como a principios de los ochenta, convertido ya en el último surrealista con ochenta y cinco años. Los diferentes surrealistas son bajados del pedestal donde la historia del arte los hubo colocado, engrandeciéndolos, los cuales habían sido hombres que ante las circunstancias de la guerra habían vendido cuadros de compañeros que tenían en depósito o cartas que no les pertenecían. Philippe Soupault nunca dio importancia a la desaparición de objetos que fueron prestados y jamás volvieron, nunca fue un hombre dado al patetismo, pues él provenía de una posición desahogada desde el inicio, muchos de los demás se enfrentaban al hambre e hicieron lo que fue necesario para salir adelante. Además se suman las envidias propias del gremio artístico como Breton que no quiso compartir con Soupault la autoría del movimiento e hizo todo lo que estuvo en su mano por proyectar su ego.

En la Bestia de París y otros relatos Marie-Luise Scherer nos presenta cuatro relatos que fueron publicados en la revista Der Spiegel entre los ochenta y principios de los noventa, además posteriormente fueron publicados en Der Akkordeonspieler. El tema común de los diferentes reportajes es París, la mirada de la autora nos hace verla de otra forma, engrandece detalles que de otra forma pasarían desapercibidos, su mirada crítica e irónica, su verdad ante los hechos, desnuda los acontecimientos y nos los muestra sin disfraz alguno para que ante ellos seamos capaces de analizar y ver de otra forma el pasado, presente en su momento; pero su forma de enfrentar la información convierte a los textos en atemporales en retales de realidad.

 

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