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Vuelve Toulouse

Por Sandro Maciá

Vueltas y vueltas, como cantaba La Bien Querida en su último trabajo, es lo que da la vida y lo que, al fin y al cabo, le pone el toque de gracia a esto de ver pasar los años y seguir descubriendo que el camino que uno sigue, cuando lo hace por los derroteros correctos, le lleva a no dejar de cruzarse con quien debe.

¿Que no? ¡Y tanto! Pues eso mismo es lo que me ha ocurrido a mi en estos días cuando mi tranquilidad se ha visto interrumpida por una inmensa alegría, por una gran emoción basada en el reencuentro con unos viejos “conocidos” que, llegando a mis oídos hace algo más de tres años con nombre francés y con su Serendipia como “flagship”, vuelven a colgarse de mis tímpanos para presentar el single que sirve de avanzadilla a su próximo disco, un nuevo trabajo que –sí, estáis en lo cierto- contará con la firma de Toulouse.

Bien laureados allá por 2013 sobre las negras letras de estas páginas cuando dijimos de ellos –y reiteramos- que en sus obras se “dan cita himnos de ese pop que sabe a la época en que Los Planetas nos descubrieron nuevos mundos”, ahora, estos tres jóvenes granadinos -Jose Velázquez (Guitarra, teclado y voz), Javier Ruiz (Bajo y coros) y
Mario Castañeda (Batería y percusiones)- vuelven a la carga con El Capitán, hit adelanto de lo que podremos encontrar en su esperado Montemarte y que, de no ser porque ya somos conocedores del buen saber hacer de estos chicos, bien podría parecer que fue tomando forma al amparo del casi obligado cumplimiento de una supuesta promesa, la de la entrega de su alma al mismísimo diablo a cambio de llegar con su anterior EP, Realidad y Metáfora (2015), tan lejos como hicieron.

Sin embargo, ya sabedores de que pocos demonios y pactos les hacen falta a Toulouse para estar donde están –no olvidemos que, antes del recién citado Ep, el trío cuenta en su haber, además, con Hasta que el mundo deje de girar (2014), un álbum clave y definitivamente determinante para el desarrollo del estilo y el sonido actual de la banda-, lo que ahora debe preocuparnos no es el “cómo”, sino el “qué”.

Y eso, sin duda, nos lleva querer engancharnos aún más a El Capitán, una canción que es digna sucesora de anteriores éxitos -como John&Yoko, Todo cambia, Punto de partida, Ceniza o Sir Isaac Newton- y que, haciendo honor a su nombre, comienza con unas percusiones marcadas, casi de aire bélico, que sirven de antesala a la aparición de unos versos no menos intensos que, como sigilosos pasos entre los matices de cada sonido, empiezan a agilizar su ritmo para, a mediados del tema, explotar en una transición de dinamismo y efervescencia elaborada con algo de electrónica y una buena dosis de cuerda, al más puro estilo “toulousiano”. Transición, por cierto, que acaba convirtiéndose en la base de la estructura de este despliegue de vibración y disfrute que, aún cuando parece haber terminado, repunta con una eufórica explosión sonora que marca su final.

Gran vuelta. ¡Nos vemos en Montemarte!

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