UA101349465-1

lhr_g

La Habitación Roja vuelve a brillar en su nuevo disco

Por Sandro Maciá

Ni en años, ni en décadas. La vida, cuando alguien la dedica al cultivo de lo que más ama y a la lucha continua por y para compartir dicho amor por lo que hace con el resto del mundo, debe contarse en éxitos. Es así. En éxitos, en logros, en gestas… Como guste cada uno, pero siempre teniendo muy presente que ni el mérito es gratuito, ni las hazañas se acumulan sin esfuerzo alguno.

Por eso, si de dignos y actuales merecedores hemos de hablar, en lo que a trayectorias que versan en torno a las proezas se refiere, no podemos más que centrar nuestra mirada estas semanas en aquellos que, desde hace dos décadas, siguen consagrándose día a día como los grandes exportadores del life-style valenciano –musical y artísticamente hablando- allende la costa, los campos y la urbe de dicha bonita ciudad (y del país entero): La habitación Roja.

Y es que, aun teniendo a sus espaldas una carrera plagada de “hits” y de discos que han marcado el devenir –y, por qué no decirlo, las tendencias- de algunos de los periodos más importantes del pop en España, los creadores de himnos como “La edad de oro”, “Mi habitación” o “Un día perfecto” (entre muchos, muchísimos otros), en lugar de hacer un alto en el camino para regocijarse en la dulce resaca de su recién celebrada veintena –efeméride que trajo consigo un disco conmemorativo y todo-, emprenden su camino a los treinta tacos en combate con un inédito lanzamiento, el recién publicado Sagrado Corazón (Mushroom Pillow, 2016).

Compuesto por diez temas y editado en Cd, Lp, Descarga Digital y Box de coleccionista de 5 vinilos, este nuevo trabajo de La Habitación Roja, cuya exitosa aceptación por parte de crítica y público –complicada pareja, ésta, que no siempre se pone de acuerdo- ha sido tan real como esperada, vuelve a poner de manifiesto que el pop de la banda sigue tan vivo como debe, haciendo justicia a su esencia atemporal -¡eh! que no anquilosada-.

De hecho, aun con los lógicos ajustes que conllevan los años de experiencia a nivel creativo y con la consiguiente solidez sonora que ahora revisten sus composiciones, el carácter del grupo que nos conquistó con Largometraje a principios de los 90 –grata sorpresa, que luego seguiría perpetuándose hasta llegar a La moneda en el aire (2014)- sigue intacto en cada corte de Sagrado Corazón, en cada nota de, por ejemplo, L’Albufera –precioso canto a la añoranza y al recuerdo de las sensaciones y lugares que nos marcan, a ritmo enérgico pero tierno-, Nuestro momento –inconformista reflexión, que ya cuenta con video propio-, Al querer –redonda y amorosa declaración a la pareja que se fue-, 24 de marzo –donde la voz de Zahara contribuye, dulcemente, a emocionar sin límite a todo aquel que se preste a dejarse llevar por la melodía que envuelve una asumida y agridulce despedida- o You gotta be cool –divertido hit, sencillo pero optimista-.

Carácter, por cierto, que también está presente en la guinda del pastel, en canciones de estribillos espectaculares, como Volverás a brillar, o de enérgicas y eléctricas reminiscencias a esa fuerza que desprendían algunos temas de Universal (2010), como La vida es muy corta. Más motivos, si cabe, que hacen que este trabajo quede para posteridad como otra muesca del revólver que, por muchos años, seguirá disparando éxitos de La Habitación Roja.

¡Disparen, ya!

Share This