Sidecars presenta Cuestión de gravedad, su disco “más guitarrero”.
por Sandro Maciá
Más de diez años de carrera, cinco discos a sus espaldas –cuatro de estudio y uno en directo-, unas melodías inconfundibles, una voz que resulta familiar pero siempre engancha con giros propios… La banda madrileña Sidecars, formada por Juancho (guitarra solista y voz), Dr. Gerbass (bajo) y Ruly (batería), bien podría empezar así su presentación si tuviera que enumerar, a modo curricular, cada una de sus características.
Sin embargo, siendo de sobra conocidos por el público y la crítica, poco menos que tortuoso resultaría ir empalmando párrafos con tediosas referencias a algo que podemos experimentar de primera mano con sus propias creaciones, rindiéndonos a sus canciones y dejándonos llevar por este fenómeno “fan” que generan por donde pasan y que, próximamente, podremos vivir en vivo y en directo en Elche, en La Lonja (20/01), donde presentarán su último disco: Cuestión de gravedad (Warner Music, 2017).
Con motivo de su visita a la ciudad que vio nacer a este webzine, esta semana hemos charlado con Ruly sobre el propio grupo, su nuevo trabajo y sus inquietudes profesionales y personales en torno al amor, el desamor, la música y la vida en general… ¡Todo un lujo, vaya!
Así fue el encuentro y así lo disfrutamos:
Alternativos, underground, poprockeros… Muchos son los calificativos que os hemos puesto desde vuestro feliz nacimiento pero, ¿cómo os presentaríais vosotros a quien no os conociese?
A nosotros nos gusta decir que somos una banda de canciones, más allá de las etiquetas. Los calificativos dependen ya del tipo de medio o del perfil del escuchante, pero nosotros salimos al escenario para hacer canciones, no siguiendo un estilo en particular.
Pues respecto a las canciones, 2017 terminó con el lanzamiento de Cuestión de Gravedad, un quinto disco que, volviendo a la manía que muchos tenemos por catalogar, ha sido calificado por la crítica como “el más conceptual de vuestra carrera”. ¿Estás de acuerdo? ¿En qué se traduce esto?
Bueno, es cierto. No diría que es una ópera rock, precisamente, pero sí es verdad que tiene un hilo conductor, pues de las trece canciones, doce hablan de lo mismo: son como el diario de una relación. Teníamos muchas cosas que contar al respecto y así ha quedado, como una narración de los diferentes puntos por los que pasas cuando estás inmerso en una relación, desde esos momentos de ilusión en los que estás mejor hasta cuando llegas a estar cabreado porque algo ha fallado… Cosas de este tipo.
Amor, desamor… ¿Es más fácil escribir sobre lo uno o lo otro?
Hacer canciones siempre es algo catártico. A nosotros nos gusta mucho una frase de Keith Richards que dice: “cuando estoy bien me dedico a mis amigos, cuando estoy mal me dedico a componer”, y escribir sobre estos temas te permite dar salida a algo que te está comiendo por dentro. Es la mejor manera de “sacarlo”, si tienes capacidad para hacerlo.
Y hablando de algo tan íntimo como el amor… ¿cuánto hay de autobiográfico y cuánto de creación artística pura y dura en este disco?
Esto es algo que suele comentar mucho Juancho, porque esto de componer, como decía, es algo catártico. Pero sí es cierto que en este disco la parte musical tiene más importancia que en otros. Hemos ganado en contenido y forma en cuanto a la orquestación de las canciones, por lo que yo creo que iría “fifty-fifty” lo biográfico y lo artístico.
Diez años después de vuestro debut y con cuatro discos más a vuestra espalda, el lanzamiento de un nuevo trabajo ¿pone o impone?
Buena pregunta… Poner, pone siempre. Desde que empezamos hemos tenido una filosofía de “disco-gira-disco-gira”, pero tras el éxito de Contra las cuerdas, que fue nuestro disco acústico, ahora sí da un poco de vértigo. En este sentido, tenemos “un poco más de peso” al partir de un disco que ha sido muy conocido, pero, por suerte, contamos con que Juancho tiene una capacidad para componer espectacular y al ser tan activo consigue que nunca nos haya pillado el toro a la hora de grabar, porque siempre tenemos una gran cantidad de temas entre los que escoger para dar forma a cada trabajo. En Cuestión de gravedad tuvimos que elegir entre más de veinte canciones…
¿Y podremos escuchar alguna de las canciones descartadas del tracklist del disco a lo largo de la gira?
No. En este caso, aunque nunca damos nada por descartado, las canciones que no hemos escogido se han quedado un poco “en el esqueleto” y aún se nos quedarán en la mochila por una temporada.
Con vosotros han colaborado, entre otros grandes, Carlos Tarque (MClan), Leiva, Iván Ferreiro, Dani Martín… Pero, puestos a pedir, ¿con qué banda o artista os gustaría contar para nuevas colaboraciones?
Pues al llevar tantos años hemos tenido la suerte de haber ido coincidiendo con muchos amigos y compañeros, pero con Coque Malla, por ejemplo, no hemos hecho nada… Y nos gustaría, la verdad, porque somos muy fan de Los Ronaldos. Además, ahora nos está llamando mucho la atención lo que hace La M.O.D.A., con los que hemos coincidido en algunos eventos y festivales y junto a los que creemos que podríamos hacer algo bueno, aunque hagamos músicas muy diferentes.
Con los artistas antes citados compartisteis escenario en la sala But (Madrid), en la grabación de Contra las cuerdas, pero siguiendo la lista de deseos, al margen de la colaboración, ¿en qué lugar soñarías con tocar?
Nosotros somos de “partido a partido”, de metas a medio plazo, como ocurrió cuando nos propusimos actuar en La Riviera y el Price, lugares que llenamos; o como cuando nos lanzamos ha hacer “tres Rivieras”, agotando entradas en las tres… No sé, quizás tomando Madrid como ejemplo, sí nos gustaría actuar en Las Ventas, donde sólo estuvimos de paso, teloneando a Dani Martín. Como objetivo lejano, lo vemos bien.
Eso es, ¡positivismo! Gracias a muchas de vuestras canciones de Cuestión de gravedad, podemos comprobar cómo la tristeza puede llegar a ser bella. Sin embargo, en la vida real, no siempre se encaja tan bien este sentimiento… ¿Os ha ocurrido algo que os haya hecho desenamoraros, aunque sea momentáneamente, de hacer música?
Siendo realistas, la música es como una droga. La tienes presente en tu vida siempre y cuesta desenamorarse, salvo que te des una gran hostia. Hemos tenido momentos difíciles, lógicamente, pero si hemos aguantado tanto tiempo es muy difícil que lo dejemos… ¡Tendrían que venir los GEOS a bajarnos del escenario!
Y, al revés, ¿qué buena experiencia os ha hecho enamoraros aún más de este arte?
Cada concierto. Después de tantos años, cuando ves que llenas los locales y agotas las entradas, valoras lo que realmente significa que cientos o miles de personas vayan a verte. Esto enamora aún más…
Los que seguro que siguen enamorados de vosotros son vuestros fans, que habrán podido comprobar con el primer single de Cuestión de gravedad, Tu mejor pesadilla, que vuestro estilo sigue siendo “marca Sidecars”; pero, si a la fuerza tuvierais que cambiarlo, ¿qué tipo de música os veríais haciendo?
¡Uf! En realidad no nos gusta que nos obliguen a hacer cosas –risas-, preferimos ir a nuestro estilo… De manera personal, podríamos hacer algo relacionado con las músicas que tenemos como nexos comunes: rock clásico, americano… Pero cada uno tiene sus gustos y lo que nos gusta es hacer música y disfrutar de ella, si nos “obligaran” a cambiar de estilo no creo que siguiéramos adelante.
Cruzaremos dedos. Pero lo que sí ha cambiado es el planteamiento del disco. Habéis pasado de un formato acústico, de directo, a una nueva tanda de canciones “enchufadas”, eléctricas. ¿Se echaba de menos la electricidad?
Sí, por supuesto. Aunque el disco anterior dio mucho juego, porque pese a ser acústico como tal, la interpretación en directo fue variando a lo largo de la gira, que se extendió a más de los cuatro conciertos previstos, y que nos llevó a ir combinando ambos estilos según el lugar donde tocáramos, por lo que fuimos pasando por distintas fases y, a medida que se acercaba el final, fuimos siendo más eléctricos. Cuestión de gravedad lo hemos disfrutado mucho. Es muy guitarrero y no necesita pasarse de velocidad para ser rockero, tiene “power”.
Finalmente, resulta imposible no aludir a que indiscutiblemente, Sidecars suele ser un grupo cuyo nombre parece provocar el consiguiente tarareo de vuestro gran éxito “Fan de ti”. Tantos años después de este “bombazo”, ¿esto pesa o ya incluso divierte?
Es algo muy bueno. No deja de ser algo positivo. Es una canción que en su momento nos gustó mucho y nos sigue gustando. Es algo que ha unido al grupo, porque que una canción se asocie directamente a una banda es buenísimo. Por eso mismo, Fan de ti nunca falta en los repertorios de los conciertos e incluso llega un punto en el que la tenemos tan mecanizada que sale natural. Y, por supuesto, viendo la reacción del público, merece la pena seguir tocándola y disfrutándola.
¿Y de quién sois fan vosotros?
De Tom Petty.