UA101349465-1

Tiempos de mujeres sumisas

Por Vanessa Díez

Mi madre de pequeña me decía que hubiera querido ser un chico. Su desarrollo contra su voluntad había sido traumático, de un verano a otro dejar de jugar tan sólo con una pieza de bañador y empezar a cubrir sus pechos, después llegaría en un susto su periodo. Quería hacer lo mismo que los chicos, jugar y no preocuparse por los cambios de su cuerpo. Si hubiera sido hombre se hubiera hecho guardia civil, pero para huir de las situaciones forzadas que sufre toda mujer abandonó el hogar con un temprano matrimonio, convirtiéndose en esposa y madre. Si hubiera sido hombre habría elegido su destino, al ser mujer dejó que otros le hicieran tomar decisiones que de otra forma no hubiera tomado. Sin saber qué era el sexo, sin conocer el oscuro mundo de los hombres, ni sus adicciones, ya fuera el alcohol o los burdeles, una niña arrojada al abismo como tantas.

«Porque lo que se dice libertad, en esta ciudad, sólo la tienen los hombres. Ser mujer significa ser esclava. Me resisto a convertirme en una mujer como todas las demás, es decir, en una esclava». Estas pocas líneas de Con rabia resumen la novela de Lorenza Mazzetti. Penny, su protagonista, se revela contra los convencionalismos de la época impuestos a las mujeres, las cuales viven a la sombra de sus maridos, mantenidas por ellos, pero como muñecas de moral intachable no deben dejar oír su voz ante la doble moral masculina.

Annie, Marie, Katchen y el tío Robert fueron asesinados por los nazis. Su crimen fue ser judíos. Tan sólo quedan en la casa tres mujeres: Penny, su hermana Baby y la cocinera. Los demás habitantes del pueblo siguen sus vidas como si nada hubiera pasado. Bailan, comen y compran coches. La hipocresía y la doble moral es parte de la sociedad; pero Penny se da cuenta de ello y no puede vivir de la misma forma. Los fantasmas recorren la casa y a Penny le atormenta su ausencia y lo que sucedió.

Penny es una mujer crítica con su tiempo, intelectual, pensadora y liberal. Shelley, Keats, Kierkegaard o Shakespeare son algunos de los autores que recorren estas páginas. Mientras nuestra protagonista los descubre nos hace partícipes de su evolución, pues al comienzo está de acuerdo con la religión católica que la ha criado y según avanza se irá desligando de la forma de pensar dominante para volver a ella en momentos de necesidad. Así la criada, que representa la forma de vivir impuesta llegará a decirle que no es una mujer si no un demonio y que no encontrará marido.

Como cualquier adolescente Penny se hace preguntas sobre el sexo, además siendo algo de lo que no se habla claramente, entre clases y en un lugar acordado se reúnen varias chicas para que una de las mayores les explique. La avanzada en la materia les dice que duele, que los hombres son crueles con eso, que marido y mujer deben hacerlo y que el marido puede obligar a la mujer al ser su dueño y puede hacer lo que quiera con su cuerpo. Penny se asusta ante las descabelladas ideas de aquella, si fuera cierto nunca se casaría al ser los hombres unos monstruos. Además su primera experiencia no parte del placer consentido si no de una imposición masculina a la fuerza.

Tener sexo antes del matrimonio, dejar de ser virgen y no tener un papel que diga que hombre y mujer están unidos en matrimonio son ideas que repite una y otra vez. Conoce a un pensador liberal del que se enamora, aunque ella tan sólo sea para él una triste mocosa, pero adopta sus ideas como propias. Penny es una bomba de relojería a punto de explotar, una adolescente que se revela ante lo impuesto, una mujer que no adopta su papel de sumisa.

Aprende que la mujer es una presa. Se viste de hombre y de noche se mezcla entre ellos como una igual. Se siente libre, poder entrar a los lugares prohibidos y descubrir qué esconden.

Con rabia se publicó por primera vez en Italia en 1963, convirtiéndose en una obra de culto, se refleja la posguerra tras la contienda nazi. Ahora nos llega traducida por Periférica.

Share This