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“Hay en México ladrones hijos de la chingada, cabrones, etc… pero, no sé por qué, aún las más grandes cochinadas las hacen con un poco de sentido del humor; los gringos, en cambio, son sangrones de nacimiento”. Frida Kahlo

Por Rubén J. Olivares

¿Es posible mezclar el ensayo histórico, el artículo periodístico, la biografía y la narrativa de una guía de viajes y que el resultado no sea un pastiche ilegible? Pues sí. Y la muestra de ello es “Viva” de Deville. Como en una coctelera narrativa ha logrado mezclar distintos estilos narrativos que abarcan desde los más eruditos hasta los más livianos y el resultado es una novela que, como el mejor cóctel margarita, resulta adictiva y te obliga a terminar de leerla, a bebértela en un breve tiempo, pese a que, como ocurre con el tequila, en ocasiones se nos puede atragantar tanto dato histórico, pegarnos de repente un “subidón” con la caterva de personajes históricos que pasean, principalmente, por el México de principios del s. XX y acabar un poco mareados con el peculiar estilo de Deville que entrecruza a lo largo de los diferentes capítulos que compone en la novela la vida de estos protagonistas que vivieron en una época tan transcendental y convulsa como las primeras décadas de los años XX.

Tras leer “Viva” deduzco que Deville debe ser un consumado viajero a la par que un excelente narrador, capaz de mezclar lo histórico con la ficción (¿Acaso la Historia no tiene algo de ficción?), entrando y saliendo de la narración puramente literaria, donde se permite especular y llenar los huecos que la biografía de los personajes omite, para adentrarse sin miedo en la vida de los grandes personajes históricos que pueblan sus páginas. Empezar a leer “Viva” puede llevar a la confusión de que estamos ante una especie de ensayo repletos de datos, nombres y encuentros entre personajes cruciales del s. XX ambientada en un convulso México de los años 30, pero a medida que profundizamos en la misma se nos van desvelando nuevos matices que nos revelan que estamos ante una novela en la que se plantean posibles escenarios sobre lo que le pudo suceder a Arthur Cravan (sobrino de Oscar Wilde), cómo fue la relación amorosa entre Frida Kahlo y Trotsky y por qué se acabó convirtiendo en una relación sentimental fría y profunda como una sima o como se forjó la idea y redacción de “Bajo el volcán” de Malcolm Lowry. Y si a todo esto sumamos la capacidad de Deville de convertir los lugares, paisajes y entornos por los que habitan estos protagonistas en personajes de la propia novela, que cobran vida propia imbuidos por la presencia de los protagonistas, como es la Casa Azul de Frida Kahlo tenemos como resultado no sólo una gran novela, sino toda una guía de viajes para mitómanos que deseen sentir y recrear los momentos que vivieron Diego Rivera, Frida Kahlo, Trostky o Malcolm Lowry, entre otros.

“Viva” es sobre todo la historia del exiliado Trotsky que huye de las garras de Stalin y que busca extender los ideales de su visión del comunismo a todo el mundo, al tiempo que trata de conservar la vida ante los ataques de un Stalin que se está afianzando en el poder y está empezando a mostrar su particular visión de la “dictadura del proletariado” (con un exceso de dictadura que dejó poco espacio para el segundo componente) y de un escritor obsesionado con culminar su obra“Bajo el volcán”, Malcom Lowry en un México lleno de potencialidades en el que ambos personajes centrales se entrelazan con secundarios de lujo como la pintora Frida Kahlo, la fotógrafa Tina Modotti, el escritor B. Traven (autor de ‘El tesoro de Sierra Madre’), Antonin Artaud, el poeta y boxeador Arthur Cravane e incluso un Graham Greene en busca del argumento para su novela “El poder y la gloria”. Una novela de chile, mole y pozole realmente chida.

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