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Por Vanessa Díez.

 

Todos la recuerdan como Carlota, aquella peluquera insegura que empieza una relación con Gonzalo, el camarero del bar, que al principio es una relación dependiente y termina con un ni contigo ni sin ti aún teniendo una hija en común. Fueron años de risas con 7 vidas, lo abandonó por el teatro del que provenía y al cuál nunca había renunciado. En Mérida lo demostró.

El cine también le trajo alegrías. En Alatriste fue el inquisidor Fray Emilio Bocanegra. En Los fantasmas de Goya fue María Luisa de Parma, reina consorte de Carlos IV. Además fue chica Almodóvar con Volver y Los abrazos rotos. Entre una y otra tuvo su primer papel protagonista en cine en Siete mesas (de billar francés). El año pasado en Acusados fue la jueza Ballester.

En Mérida fue Medea como lo fueron Nuria Espert y Margarita Xirgu. Abandonó la dirección del Festival de Teatro Clásico de Mérida, después de un sólo curso al frente. Los entramados de la gestión con bailes de cambio de corte suponen un agotamiento que no está comparado con el de la actuación. Ahora continúa trabajando con Paseo Romántico junto a José Coronado. De la mano de textos románticos del siglo XIX de autores como Espronceda o Zorrilla.

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