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Por Vanessa Díez.

Como dice Buenafuente la obligación del cómico es ser crítico. Así la Compañía Mandril no dejó títere con cabeza. La crisis, la especulación, los políticos, el trabajo, el triunfo, el cambio de gobierno, el apocalíptico fin del mundo, … todo tuvo su espacio en un espectáculo contenedor que  además de hacer reír dejaba la impronta de su punto de vista para aquellos que sean capaces de reflexionar, ya lo hacía Gila con el teléfono y la guerra. Ayer tuvimos el segundo pase de Bonsái en L’Escorxador. Luchando contra el Madrid-Barça, unos 80 estaban allí, pues todo tiene su público. Feliz aniversario chicos, seguid así.

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