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Por Vanessa Díez

Si mi pareja me quisiera obligar a quemar mi obra, le odiaría. Ser un no ser humano, vivir en la sombra, a la sombra de alguien. Octavio Paz fue su amor y su castigo. Tras casarse con ella la obligó a dejar sus estudios, tan sólo tenía diecinueve años. Después le obligaba a quemar aquello que escribía, pues no podía ser mejor que él, sino le dejaría en evidencia. Sally Avigdor, filóloga y editora de 451 habló de la escritora mexicana añoche en En la nube de Radio 3.

Recuerdos del porvenir se escribió en 1951, pero viajó oculta en un baúl durante diez años. La autora pensaba en cuanto la recuperó en echarla a la lumbre, como tantas otras de sus obras que nunca conoceremos, gracias a su sobrino y su hija podemos disfrutarla. Precursora del realismo mágico, al haber publicado Los recuerdos del porvenir cuatro años antes que Gabriel García Márquez sus Cien años de soledad.

Su obra toca temas como la marginación de la mujer o la libertad femenina, temas tabú en la época. Su figura literaria ha llegado a ser un símbolo, lleno de contradicciones. Parece que en su matrimonio no todo fue blanco o negro, pero eso nunca lo sabremos. Se divorciaron y tomaron rumbos distintos, pero murieron el mismo año con tan sólo cuatro meses de diferencia.

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