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Por Vanessa Díez.

Ayer lo decía, ya es un éxito ser una de las candidatas a los Oscar de lengua no inglesa. Se ha enfrentado a  La piel que habito, de Pedro Almodóvar, y La voz dormida, de Benito Zambrano y ha ganado. Es la primera película en catalán que nos representará en los premios hollywoodienses, quizá no sea la última. Ser fiel a la visión creativa propia es un camino arduo y largo, pero también trae recompensas.

Con un presupuesto ajustado y con una distribución discreta a nivel nacional, fue gracias a su triunfo en los Goya cuando captó las miradas de los espectadores y tuvo que ser puesta en algunos cines que ni tan siquiera se habían acordado de ella para su visionado, aunque no fuese en versión original. Las historias con calidad existen, hay que luchar por ellas.

Pa Negre está haciendo su recorrido por festivales internacionales, es el público el que mejor puede juzgar una obra. Si la industria no apuesta, pero lo hacen los espectadores, ya es todo un logro. Nuestro cine goza de buena salud, según nos dicen desde Washington, festival en el que suele haber presencia española, realmente una se plantea si a veces no son los empresarios los que tienen miedo a arriesgarse, el no saber si se va a recuperar la inversión paraliza muchas cosas en todos los sectores, de ahí esta crisis de creatividad a nivel internacional que paraliza el mundo y ahoga a esta cómoda humanidad que pensaba que la era del bienestar era eterna y gratuita. La vida es lucha y nunca termina.

Pa Negre deberá luchar en los Oscar, puede que quede por el camino o puede que no. Depende de tantas cosas que se nos escapan. Ha superado el primer filtro, el propio, y ya es mucho. Será la carta de presentación española para los próximos Oscar. Que críticos americanos vean producto de calidad entre nuestros creadores nos asegura sobrevivir en una ardua industria que sólo se fija en la taquilla y en el marketing. Triste, aunque cierto. Sort Villaronga!

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