Por Vanessa Díez.
París siempre ha sido hogar de artistas. Esta semana vive en ella la fotografía actual más relevante de Europa. Toda feria suele ser un escaparate para la salida de las obras de los autores, fotografías en este caso, aunque también es un modo de dar a conocer nuevas propuestas para convertirse en un foro de intercambio. Ahora los franceses dedican un pequeño homenaje al continente del reparto de la tarta y le dedican una mirada comercial, después de mucho tiempo en el olvido. El presente africano es fruto de las decisiones de las potencias europeas, Inglaterra y Francia, que desencadenaron los dos mayores conflictos armados de la historia reciente de nuestros antepasados ante una Alemania poco convencida de que aquel pedazo resultante fuera el adecuado para su poder y situación. Si se fijan el mapa que ha llegado a nuestros días de África es irreal, el cual ha dado como fruto también otra serie de conflictos, siendo las fronteras una infinidad de líneas rectas trazadas con cartabón y escuadra para que no tuvieran formas serpenteantes que les llevasen a no saber que pedazo era de uno u otro.
Aquel pasado lejano dio como resultado el presente que hoy sufren muchas personas que sobreviven en la miseria en la época postapartheid, las desigualdades y las luchas raciales parecen olvidadas al no hablarse de ellas, pero existen por todas partes, incluso a la vuelta de la esquina. Cuando las personas abandonan sus hogares y se suben a un cayuco arriesgando su vida y la de su familia es porque tras ellos no dejan nada mejor, tan sólo la miseria y con el tiempo la muerte. Los artistas reflejan la realidad que sufren, parece que el viejo continente quiere mirar a través de ellos. Un mosaico no les va ofrecer la realidad, tan sólo una pequeña parte de su mirada.
Marc Prüst, comisario de la muestra, afirma que el marco ideal para apreciar la fotografía africana está en los encuentros que se vienen celebrando en Mali, Nigeria o en Etiopía y, aunque cree que es insuficiente para dar a conocer lo que está pasando en África, el trabajo de las jóvenes generaciones y su enorme potencial.
Es una ventana hacia el viejo continente para lograr salir de aquello que refleja su trabajo o para conseguir vender parte de su obra para regresar y seguir siendo la voz de los olvidados que tan sólo tienen tiempo para sobrevivir, su lucha ante la muerte es su único objetivo.