Por Vanessa Díez.
Nos alarma que 12.000 mujeres sean arrestadas cada año en EE.UU. por amamantar a sus bebés en público como si de hacer topless se tratase, considerándolo un acto indigno e indecente. Al ver tal reflejo de la sociedad que sigue dominando el mundo puede que creamos que son demasiado conservadores, señores miren hacia estas fronteras también. En nuestro país puede que las madres no vayan a las dependencias policiales, pero se las envía a las zonas de lactancia de los centros comerciales o se las invita a dejar de amamantar a sus hijos en locales públicos. Según UNICEF, la lactancia materna integra la familia, promueve el amor y genera cultura. Entonces ¿Por qué está prohibido dar el pecho en público? ¿Se considera algo sucio? Es tal el pudor de esta sociedad en algo que genera tanta ternura que es mejor ocultar que tenerlo ante los ojos. Ojos que no ven, corazón que no siente.
Ha sido Pittsburgh (Pennsylvania) la primera ciudad de EE. UU en ver este camión lactante gracias a que Jill Miller, una profesora en la Escuela de Arte de la Universidad Carnegie Mellon, decidió realizar tal proyecto para la Biennial de Pittsburgh del Museo Andy Warhol (17 de septiembre al 10 de Diciembre de 2011). Se inicia un debate sobre los derechos de las madres de dar el pecho libremente a sus hijos, en cualquier lugar, sin temer represalias por ello.
No tenemos como los norte americanos leyes que lo prohíban, tan sólo nuestros ojos. Según Eulalia Torras, secretaria de la Federación Española de Asociaciones pro-Lactancia Materna (FEDALMA), se trata de un problema de sensibilización. Este tipo de actuaciones podrían ser susceptibles de demanda administrativa y que vulnera los derechos humanos básicos del individuo. Además no se puede negar el derecho de un niño a ser amamantado allá donde lo necesite. En cuanto a las salas de lactancia los expertos recuerdan que este tipo de instalaciones son para las mujeres que no quieran dar el pecho en público, porque sientan pudor o por cualquier otra razón y de carácter voluntario. Pero ello no implica – según Carlos González, pediatra y presidente de la Asociación Catalana Pro Lactancia Materna– que esté prohibido dar el pecho fuera de esa sala. Ya lo saben, si se les acerca algún pudoroso pueden seguir tranquilamente dando vida a su retoño.