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Por Vanessa Díez. 

 

Siempre he pensado que no hay que reprimir nada. Participar en programas como Psicosexual con mi pequeña sección de Letras Mojadas leyendo relatos eróticos me ha mostrado la reacción de los demás ante los mismos. No todo el mundo muestra realmente lo que siente, algunos incluso ni se permiten sentir por miedo, experimentar no es algo malo, no es pecado, tan sólo cerrar la mente ante la naturaleza de nuestro cuerpo puede ser contraproducente. Con el paso de los años siempre se nos puede mostrar como enfermedad neurótica o como cualquier otro mal. Otra cosa es que vayamos propagando a los cuatro vientos a que dedicamos el tiempo libre. Siente sin más, la moralidad en exceso es tan mala como cualquier enfermedad.

Un método peligroso nos muestra lo oculto. Aquello que muchos reprimirían. El sexo y todo lo que se puede experimentar a su alrededor. Cada uno siente placer de una forma. Dos grandes mentes del psicoanálisis se conocen, Sigmund Freud y Carl Jung, mostrándonos las disputas sobre las teorías de la época y la posible relación que mantuvieron. Sabina Spielrein paciente de Jung parece que le ayudó a replantearse sus investigaciones y como individuo también.

El guión es una adaptación de la obra de teatro The Talking Cure que se basa en la obra de no ficción de John Kerr A Most Dangerous Method. Quien más me ha sorprendido en la película ha sido Keira Knightley como Sabina Spielrein que al principio interpreta a una mujer atormentada que no puede relacionarse con el mundo, una histeria violenta la mantiene en la oscuridad. A Michael Fassbender lo descubrí en Centurión. Con Viggo Mortensen puedo hacer una lista: The Road, Alatriste o la que lo haría famoso, El Señor de los Anillos (la trilogía). Lo recuerdo incluso antes de eso en 28 días o en La teniente O’Neil. Ambos han estado increibles. Este es un trabajo que no os deberíais perder.