Por Vanessa Díez.
Carnicera, secretaria, modelo de alta costura (maniquí), esposa, madre, pintora, escultora, … en una sola mujer. Luisa Sallent nos cuenta las diferentes etapas por las que su vida se ha visto obligada a seguir desde sus orígenes en el pueblo de Ripollet en el que daba de que hablar a sus vecinos al romper los cánones impuestos a las mujeres de los cincuenta hasta sus años compartidos con el marqués de Samaranch, ya fallecido, el que fuera presidente del Comité Olímpico Internacional. Una historia sincera que si oculta algo será bien poco. Vidas y apariencias son las memorias de una mujer que apostó por sobrevivir siendo fiel a sí misma.
Niña de la posguerra que perdió a su abuelo muy pronto y con un padre ausente que abandonó tanto a madre como a hija, marcándola desde el principio como distinta. Adolescente rebelde que sufría las habladurías del pueblo por no seguir la norma al hacer cosas que las mujeres todavía no se atrevían como subir en moto con unos pantalones de hombre o ser modelo que en esos años era como ser actriz, sinónimo en la época de mujer fácil. Para ir madurando se adentra en sus experiencias con los hombres que le trajeron tanto felicidad como tormento. Del primero, su marido, se llevó dos hijos y una experiencia con el maltrato; del segundo se llevó un ahijado y una historia de desengaño; y del tercero, una historia de amor marcada por la sombra hasta el final, ya que nunca se casaría con él, pues la esposa primero y los hijos después serían la fuerza que se opondrían a la relación. Entre tanto se desarrolla como artista en la pintura y la escultura, siendo una mujer independiente.
Ahora tras un año de la muerte de aquel amor se enfrenta a su pasado para purgar sus heridas, pues perdió el equilibrio emocional. Fueron dieciocho años y medio con Juan Antonio Samaranch donde los diez primeros estuvieron en la sombra al ser él un hombre casado, su época más feliz al ser libres. Encontrando junto a él el respeto y el cariño que no había tenido antes. Tras la muerte de su esposa y al agravarse las dolencias de él fueron los hijos los que se opusieron a la relación. Revela el trato ingrato de los hijos tras la muerte de Juan Antonio como una dama, no entra en detalles que ya no ayudan a nadie. El no respetar las últimas voluntades no es esencial a todas las costumbres. Una vez llega el final todo termina.
Como ella misma cuenta, es la primera vez que escribe un libro, se nota. En cada capítulo aparecen un sinfín de anécdotas que le hacen perder el hilo de la narración y debe volver a recapitular sobre el tema. A su favor hay que decir que está escrito desde las entrañas, eso también se nota, es la única forma de llegar a los demás. Con sentimiento es la única forma de poder expresar aquello que dolió y también lo que nos hizo felices. En la entrevista que le hacía Isabel Gemio revelaba que el libro no fue escrito para ser publicado, sino que fue fruto de la casualidad y se dejó llevar. Así que disfruten de la vida de esta valiente mujer.
Publicado en el PERSEGUIDOR del Diario de Avisos de Canarias el miércoles 30 de noviembre de 2011.
En el audio podréis disfrutar de una entrevista que le hizo Isabel Gemio en Te doy mi palabra.