Por Vanessa Díez.
La vida en imágenes. Las contradicciones y deseos del proceso. Lo bello y lo siniestro. La cruda y bella realidad. Muchos olvidan el proceso al que se somete la mujer, a lo que renuncia y lo que obtiene a cambio. Nace un ser y un vínculo. Aunque corten el cordón umbilical sigue estando ahí. Cuando llegas a los treinta te planteas la gran pregunta, ¿Cuándo?, si no lo has hecho ya. Puede que te hayan preguntado conocidos o incluso desconocidos si estás sola o no o si tienes hijos. A veces meditas sobre el tema, puede que las circunstancias marquen tu tiempo, pero el momento llegará. Estás segura. Tiempo al tiempo.
Glòria Vives consigue que te identifiques con sus miedos, con sus dudas, con el esfuerzo y la lucha del camino, con el dolor de la pérdida y con la alegría de su recompensa tras un parto que aterroriza pero que según dicen se olvida al ver la carita de alguien que llevaba esperándote para que le marques el camino para después dejarle ser y emprender el suyo propio. La mujer que fue en las primeras ilustraciones realiza un camino que no tiene vuelta atrás, cambiará su cuerpo, ya nunca será el mismo, pero también su forma de ver la vida, como ella afirma en un par de ocasiones para darse fuerza “la mamífera que lleva dentro”. El sueño, el cansancio, el pipí, la mala circulación, … Ante esto la relajación, los estiramientos, las clases para el parto, la natación, … Y el compañero aunque a veces no nos comprenda, pues no pasa por el proceso de shock hormonal , pero está que es lo importante. La historia es autobiográfica, nueve meses de embarazo con parto incluido, los escritores deben ofrecer historias reales que hayan vivido, pues transmiten mejor y las vivas ilustraciones de Glòria demuestran que sigues estando ahí antes, durante y después del proceso, que dudas y sientes durante todo el camino y seguirás replanteándote cosas tras recibir al niño, niña en su caso. Su aventura como madre la cuenta en su blog La Júlia al día. Desmitificar eventos, contar lo que realmente sucede y lo que pasa en nuestro interior durante todo ese tiempo. Cualquier mujer se puede sentir identificada y conseguir de ella una sonrisa.
En estos tiempos revueltos en que quizá se vuelva a la era de los abortos clandestinos, rompo una lanza a favor de la mujer. Recordáis el famoso lema “nosotras parimos, nosotras decidimos”, marcó toda una revolución femenina. La mujer tradicionalmente ha tenido un papel de cuidadora tanto de la camada como del compañero y más tarde de los mayores, como de reproductora. Impuesto en muchas ocasiones tales menesteres por su condición, no teniendo poder de decisión, existían dos opciones ser ama sumisa o quedar soltera, con el estigma que eso antes suponía socialmente, al no tener una familia que cuidar.
Es una gran decisión, una vida. No debería tomarse a la ligera ni el tenerlo ni el no tenerlo. Meditar y escuchar nuestro interior, pero en libertad. Marcar unos límites que sean como pinchos de alambrada sobre nuestra piel no evitará que quien así lo quiera interrumpa un embarazo, no nos engañemos el índice es alto. La vida es bella, como decía la película de Benigni, por ello engendrar y traer al mundo a una debería ser con la plena consciencia de que será amada y de que tiene los brazos abiertos para ofrecerle calor ante la crueldad de este mundo.