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Por Sandro Maciá

Dicen que Alicante es “la millor terreta del món” –en castellano, para entendernos: “la mejor <<terreta>> del mundo”-. Es más, tal ha sido la aceptación de este dicho popular que incluso el propio Ayuntamiento del municipio decidió hacerse eco de esta cita –ya célebre entre los alicantinos- grabándola (para la posteridad) en el suelo de la plaza que rodea las paredes del emblemático y característico edificio donde trabaja la alcaldesa y el resto de la corporación.

¿Fanatismo o admiración? Como entrar en este tipo de valoraciones puede llevarme a enemistarme con más de un paisano –ya se sabe que esto del amor por la ciudad en la que se nace es casi tan íntimo como irracional-, no voy a aventurarme a determinarlo –que cada cual piense lo que quiera-. Sin embargo, lo que sí puedo afirmar es que esta localidad, ya sea la mejor del mundo o no, es consciente de su potencial y, además de ser una de las que más se mueve a nivel musical, sabe aprovechar con gran maestría el enclave privilegiado de algunas de sus zonas más características.

Ayer, sin ir más lejos, uno de estos lugares de situación envidiable (La Concha de la Explanada, un auditorio al aire libre que se alza frente al mar, justo en el centro de la conocida Explanada alicantina), acogió la V edición del Festival Alacant Rock, un evento anual que, como la propia organización dice, “aspira a convertirse en una plataforma fiel del buen estado de la música de vanguardia en nuestra capital”.

Allí, desde las 20.00 horas, cuatro cantautores se encargaron de dar el pistoletazo de salida a la edición de 2012, edición que se prolongará hasta agosto y que anoche nos hizo empezar a “abrir boca” con las canciones de Ale Castellano, Lucas Jurado, Inés Saavedra y Toni El Negro.

Letras de las que llegan al corazón, tablas sobre el escenario, sensibilidad a la hora de rozar las cuerdas de sus guitarras… Estos artistas, pese a no llenar estadios olímpicos, nos dieron durante varias horas un lección de lo que es la música en estado puro a través de las historias personales que nutren las canciones de la ilicitana Ale Castellano (que, aún a base de vivencias propias, acaba conectando siempre con el público y haciendo que éste sea partícipe de todo lo que expresa), de las emociones que despertó Lucas Jurado presentando a ritmo de pop las composiciones de su joven Ep, de la magia que trajo la uruguaya Inés Saavedra al ponerle música a clásicos de la poesía como Mario Benedetti (del que escogió su Táctica y Estrategia) o Miguel Hernández (de éste eligió Desiertas Abarcas), y del buen rollo que contagió Toni El Negro con su voz de deje canalla y sus acordes (medio rumberos, medio rockeros), quien confesó haber vivido un “antes” y un “después” en las manifestaciones que tomaron la plaza de la Montañeta durante el 15M, momento que le llevó a decidir que debía dedicarse por completo a trabajar por y para su música.

Además de esto, si el cartel de artistas ya era ecléctico, el público que acudió no se quedó atrás. Curiosos, admiradores, amantes de los directos musicales… Todo el mundo era bienvenido en este espacio que, si ya de por sí es bonito, ayer ganó en belleza gracias a la entrega de cuatro artistas que decidieron regalarnos un trocito de su personalidad.