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Por Vanessa Díez.

Dos mujeres que bifurcaron su destino hace doce años, aunque los caprichos  del mismo hace que se reencuentren en una cafetería y rememoren el pasado. Se disfrutan la una a la otra ante un té y vuelven a ser jovencitas. Irene y Clare tan sólo son dos señoras bien vestidas ante algo que tomar, nada más. Aunque una de ellas demuestra nerviosismo por la situación. Para nosotros seguramente pasaría desapercibida la escena ante nuestros ojos, pero en la época en que la historia se basa la diferencia era de vital importancia, muchas vidas sufrieron por esa banal distinción. Mujeres que parecían bellas perlas, pero que para muchos no eran más que negras. Irene no acostumbraba a fingir aquel teatro de intromisión entre los blancos, pero Clare había elegido vivir en aquel arriesgado mundo. Su encuentro removerá los cimientos sobre los que habían construido sus vidas, una apaciblemente en su barrio de siempre entre sus vecinos y la otra con un acaudalado blanco que viaja continuamente. Clare tiene un imán que provoca que la gente la adore, por su presencia además de por su belleza. Ello provoca que empiece a compartir la cotidianidad de Irene, con todo lo que ello provoca, ya que Irene ve como se remueve la tranquilidad de su hogar, por la que tanto había luchado. Su negación ante el cambio le provoca estados de ansiedad y paranoia ante las reacciones de su marido. Para ellas no existe vuelta atrás, sobre todo para una de ellas. En aquella época era peligroso hacerse pasar por quién no eras para vivir una vida falsa por conseguir comodidad y lujo.

Nella Larsen fue la primera mujer afroamericana que disfrutó de una beca Guggenheim. Tras publicar dos obras se la acusó de plagio, aunque tiempo después se la declaró inocente todo se derrumbó. El rechazo del mundo editorial y la infidelidad de su marido que terminó en divorcio la abocaron a la depresión. Abandonó la escritura y volvió a la sanidad, ya que era enfermera. Viviendo apartada de la literatura, murió de un ataque al corazón años después.

En este caso no recomiendo saltarse el prólogo de Maribel Cruzado Soria, ya que ayuda al lector a comprender a la autora y leyéndolo antes que la obra podremos interiorizar mejor que es lo que ella nos quiere transmitir, pues sus vivencias se plasman en parte como su sufrimiento. Claroscuro es una de las dos obras que nos dejó, siendo todo un descubrimiento. Joyce Carol Oates la compara con Henry James. Su forma de escribir y de enfocar el tema nos acercan a todo un mundo por descubrir, seguramente también os sentiréis identificados, pues quien no ha pensado alguna vez en la infidelidad, en eso nunca ha importado el color con que se mire, pues a todos nos alcanza. Además podréis disfrutar de la ilustración de la portada de Sara Morante, una de las ilustradoras que nos ha sorprendido gratamente este 2011, pues varias editoriales apostaron por ella. Nella Larsen introdujo a García Lorca en Harlem, aquello le inspiró para escribir Poeta en Nueva York. Aprovechad que por primera vez nos traducen al castellano a esta autora que no os defraudará degustarla, apuesta segura.

Publicado en el PERSEGUIDOR del Diario de Avisos de Canarias el miércoles  4 de enero de 2012.

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