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Por María Elena Ayala.

Si fuésemos más conscientes de todas las potencialidades a desarrollar con las que nacen nuestros hijos, creo que en muchas ocasiones nos replantearíamos nuestra manera de educar.

El libro nos muestra que la infancia es la base fundamental para un futuro esperanzador para la humanidad. Es como bien dice la autora “la infancia es como un fondo de reservas para toda la vida”. El periodo de la vida que necesita más atención y respeto, ya que es un tiempo sagrado para que el ser humano se desarrolle de una manera sana y llegue a ser un adulto a bien con la vida.

La autora parte de tres pilares fundamentales para la educación en la infancia: desarrollo de buenos vínculos con los cuidadores más cercanos, respeto por el desarrollo biopsicológico del niño y cultivo de la autorregulación. Una educación encaminada a la prevención de la neurosis, fundamentándonos en un estilo educativo humanizado, donde todos los miembros de la familia tienen un espacio que debe ser respetado.

Con este libro aprendemos que con afecto y con un cuidador suficientemente bueno el desarrollo inicial del cerebro se realizará de la mejor manera, ya que nacemos con un cerebro desarrollado al 15%, lo que significa que el 75% restante se dará fuera del útero de la madre. Hoy en día gracias a los estudios de la neurociencia se cuenta ya con mucha información que revela que sin afecto no hay sinapsis. Por lo que se promueve una educación por parte de los padres no tan egoísta pensando en que su postura es la mejor para sus hijos, sino todo lo contrario una perspectiva abierta y respetuosa por el desarrollo de los hijos que fomenta la imaginación, la creatividad, el movimiento …

Después de lo expuesto os invito a todos a leer este magnifico libro para que solos o acompañados os adentréis en una fantástico viaje que empieza en el inicio de la vida, sigue por el nacimiento, la infancia y durante el mismo os impregnareis de la formación del carácter a lo largo de todas las etapas del desarrollo. Una lectura que invita a la reflexión de la educación que damos a nuestros hijos y nos plantea grandes retos a afrontar.

Acabamos la reseña con unas palabras de la autora: “los delicados inicios de la vida son de gran importancia. Son los fundamentos del bienestar del alma y del cuerpo. Me gustaría pedirles apoyo a esos esfuerzos. Necesitamos paz sobre la tierra, una paz que comienza en el vientre de la madre”.

 

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