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Por Francisco Díez.

Beatrice Hempel es una joven profesora de lengua y literatura lo suficientemente sensata para pensar que no es el óptimo ejemplo a seguir para sus alumnos y para percatarse de que, por cada ejercicio mandado a su clase, su trabajo se incrementa diez veces. La autora ha dotado a la señorita Hempel con una perspicacia y una sensibilidad (y con algún que otro desvarío de razón) de una forma tan sencilla y precisa que el personaje parece real, especialmente en su situación de transición a la madurez.

A lo largo de cada uno de los capítulos, se va describiendo la relación de la señorita Hempel con un aspecto importante de su vida: los alumnos, el patriotismo, su compromiso de matrimonio, su padre… Así, cada episodio del libro está escrito de manera independiente a los demás, como cuentos sin relación aparente, excepto la misma protagonista y pequeños filamentos perfectamente hilados que los unen y te sonsacan una sonrisa cuando los descubres. Mientras recorres cada uno de ellos, sientes que navegas por un gran océano, Beatrice se desvía y entretiene con suma facilidad entre sus recuerdos, pensamientos y fantasías, le encanta irse por las ramas, pero nunca pierde el hilo retomando siempre el tema principal; dando la sensación de estar hablando con una amiga sobre ningún tema en particular, divagando sin el menor cuidado y contándote lo que pretendía; al finalizar no lo recuerdas exactamente todo pero sí que te has ido quedando con un poco de su personalidad, hasta que logras pulir su imagen en tu cabeza.

A pesar de que no predomine la acción y que esté más centrada en la descripción de los personajes y las situaciones, la lectura es amena y dinámica. La sencillez del lenguaje y la estructura de las historias hacen sentir curiosidad sobre el siguiente detalle en el que parará a explayarse con más detenimiento. También llama la atención el uso de ciertas palabras que la profesora enseña a sus alumnos, que van apareciendo reiteradamente a lo largo del libro como si quisiera que todos los lectores las apredieran, a modo de juego. Así que, ya os prevengo, buscad en el diccionario furibundo, halagüeño, anodino y beatífico.

Las crónicas de la señorita Hempel es una obra que deberás leer si te ves inclinado a la humanidad de la gente, las relaciones personales o la superación en la vida. Está plagado de grandes personajes en situaciones ordinarias y cercanas, narradas con maestría por su autora, Sarah Shun-lien Bynum, considerada una de las mejores escritoras estadounidenses de su generación.

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