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Por Sandro Maciá.

Recuerdo, como si fuera ayer mismo, cómo me marcó un libro que, con un título muy peculiar y una historia que entretiene más por su original planteamiento formal que por su contenido en sí -que tampoco está mal- llegó a mis manos a través de una buena amiga que, ya sabiendo de mis gustos, me recomendó encarecidamente. El ejemplar en cuestión –casi desconocido en nuestro país por aquel entonces y ahora famosísimo- fue El Curioso Incidente del Perro a Medianoche, de Mark Haddon, una novela tan breve como intrigante que protagoniza un preadolescente con síndrome de Asperger, enfermedad que le lleva a desarrollar una impresionante memoria fotográfica y una relación de amor-odio con algunos colores.

Asperger, odio por el amarillo y amor por el rojo, un perro, un incidente, la noche… No, no me he tomado ningún tipo de estupefaciente ni me he fumado nada raro, lo que pasa es que pocas obras -como la de Haddon- me hacen sentirme tan identificado con el estado de sorpresa, casi epiléptico, que estoy viviendo durante toda la mañana desde que me he aventurado a escuchar el último disco de una banda que se ha puesto esta semana de rabiosa actualidad al convertirse en uno de los grupos que más carteles de los festivales veraniegos españoles está acaparando: Fanfarlo.

“Fan-far-lo”… Así, como suena. Estas tres sílabas, tomadas del título de una novela de Baudelaire, no dan un aspecto muy “guiri”, es cierto, pero basta con escuchar a estos cinco suecos -residentes ahora en Londres- para saber por qué se están ganando la admiración de fans y críticos de medio mundo con su Rooms Filled With Light (Atlantic Records,2012), sucesor de su debut Reservoir (Atlantic Records, 2009).

En este trabajo, los injustamente llamados “los nuevos Arcade Fire” han demostrado que el éxito puede conseguirse a base de golpear tímpanos con ritmos eclécticos y aderezados con una orquestación elaborada -más en su primer álbum de debut que en éste- sin necesidad de posicionarse en un estilo concreto; simplemente dejándose llevar y consiguiendo crear un sonido propio, algo de lo que pocos artistas pueden presumir.

Temas como Replicate o Deconstruction (cuya presentación individual se hizo en un single que va acompañado de una pista, una cara B, llamada Reconstruction) representan de una forma clara y luminosa -adjetivo aplicable a la inmensa mayoría de sus composiciones- el saber hacer de unos músicos que, tanto en la producción como en el ámbito artístico, han decidido rodearse de grandes profesionales. ¿Una muestra? Basta con ver la portada y el libreto (diseño de A. Díaz) o con escuchar cualquier canción (producidas todas por B.H. Allen, que ha trabajado con Animal Collective, entre otros).

Como complemento, si estas propuestas no ayudan a saber qué hace especiales a los Fanfarlo, es casi obligatorio recomendar cortes como el “popero” Dig o la melódica y delicada Shiny Things, ambos también representativos del estilo de una banda que hará vivir una experiencia etérea, que no por ello aburrida, a todos los que decidan acudir a cualquiera de los directos que tienen programados en nuestro país en los próximos meses.

 

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