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Por Sandro Maciá.

Siempre he dicho que, con un buen marketing y mucho empeño podemos llegar hasta a vender a nuestra abuela. Siempre. Y mira que yo soy de esos que lleva la bipolaridad en las venas y no acostumbro a sentenciar sin el amparo de un buen argumento sobre el que sustentarme. Pero es que, con poco que levante la vista, con poco que me fije en todo lo que me rodea, puedo reafirmarme en mis palabras sin miedo a caer en la simple crítica barata –que, por otro lado y al hilo de la “marketiniana” introducción, también vende bastante-.

¿Cuántas cosas compramos sin necesidad? ¿Cuánto gastamos sin valorar el coste que podría suponernos destinar ese dinero a otros asuntos? Mucho. Ni poco ni nada: mucho. Ahora bien, sin querer instruir al mundo en el “apasionante” ámbito económico –entiéndase mi ironía-, sólo puede reconocer que yo, aquí presente, igual que maldigo el arte de esta herramienta publicitaria, me declaro firme admirador de la misma, pues su disfraz de cordero (que siempre esconde un lobo dentro) me ha llevado a sorprenderme gratamente en alguna que otra ocasión.

La última de ellas, de estas sorpresas que nos da el consumismo de vez en cuando, me la llevé al escuchar a una banda a la que llegué –todo sea confesado- atraído por la estética naif, trash y cutre-molona –sí, échense las manos a la cabeza, pero no hay mejor descripción que ésta- de las portadas de sus discos, unas portadas que van desde lo más rockero a lo más sanguinario, pasando por algo similar al “pop-art” -véase su segundo disco: Sinceramente Carminha-.

Ellos se hacen llamar Novedades Carminha, vienen de Galicia y, pese a su juventud como grupo (se constituyeron en 2007), se han convertido en un referente del punk nacional que cuenta con tres trabajos a sus espaldas y que, como buenos autores de este género musical, nos deleitan en su tercer Lp con unas dosis de energía que van desde el propio “claim” que le da nombre -Jódete y Baila (Ernie Prod, 2012)- hasta los temas que lo componen, todos ellos rebosantes de salvajismo poético y sonoro.

Salvajismo o no, lo que es innegable es que Novedades Carminha no tienen pelos en la lengua, pues no se quedan cortos al combinar en la misma tracklist cortes que llevan por nombre Santiago Apóstol con otros que, sin más tapujos, resumen su temática con títulos como Follar o No corras papá.

Las letras, como todo hijo de vecino imaginará al percibir el talante del grupo, no sólo van en la misma línea original que nos ayuda a sentir su música de la forma más visceral posible sino que, además, nos recuerdan que, por muy punk que sea el universo que estos chicos de Galicia nos presentan, las clásicas tradiciones patrias nunca pasarán de moda –atención a la composición que cierra el álbum: Playas, marisco y sol-.

¿Renace el punk? ¿Murió alguna vez? Ni una cosa ni otra. Esto, como todo lo que se hace con ganas, es arte. A partir de ahí, cuestionar es de tontos.

 

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