“Siempre los cariñitos me han parecido una <<mariconez>> / y ahora hablo contigo en diminutivo / con nombres de pastel”. En efecto, os doy la razón: los hombres somos tan vulnerables como tontos, de ahí que el hecho de que algo no nos guste ahora no es más que una posibilidad de que, dentro de unos años, acabe encantándonos.
Precisamente por eso he decidido escoger estos versos iniciales, extraídos de la canción Quédate en Madrid de Mecano, para expresar -metáforas aparte y sin querer ofender a ningún colectivo- la sensación que se me ha quedado en el cuerpo cuando, al pararme a observar en mi reproductor cuáles han sido las canciones que más he escuchado recientemente, he visto que estoy empezando a hacerme un fiel seguidor de ese indie femenino suave, melódico y, en algunos casos, folk, que descubrí allá por 2008 de la mano de Russian Red y su I Love Your Glasses (Eureka,2008).
Por culpa de esta joven madrileña -que, dicho sea de paso, tiene poca gracia pero canta bien- caí en la trampa de los arpegios cuidados y voces susurrantes y, desde entonces, vivo enganchado a artistas como la que hace unas semanas nos regaló lo que más ilusión me podría haber hecho: todo su talento en forma de catorce canciones que, recopiladas bajo el nombre de Oh, Monster!, (Subterfuge Records – Pizza Pop, 2012) pasan a ser su segundo disco de estudio tras su debut, Start, Restart, Undo (Subterfuge, 2009).
Ella se llama Ana, pero en el mundo de la música es Anni B Sweet, y aunque no todo el mundo lo sepa, es la responsable de que muchos de nosotros tarareáramos el año pasado sin parar esa versión de Take On Me (de A-ha) que se escuchaba de fondo en el anuncio de una famosa cadena de hamburgueserías cuyo nombre empieza por “M” –sí, eme mayúscula y amarilla, para más señas-.
No obstante, esa melodía no es nada comparado con lo que nos ha traído en su recién publicado álbum, un trabajo que desde su primer corte -la bella At Home- nos traslada a un paisaje elaborado a partir de percusiones envolventes y sonidos electrónicos que parecen suspirar entre la impecable voz de Anni, que comienza al más puro estilo de la vapuleada Lana Del Rey y va orientándose hacia giros más propios del folk.
Pero la cosa no queda ahí. Si pensabais que Oh, Monsters! iba a ser otro montón de canciones tristes para soltar alguna que otra lágrima en esos días de bajón, os equivocáis. La señorita B Sweet nos trae temas tan alegres como Ridiculous Games 2060, demostrando que este tipo de bases más poperas pueden convivir -juntas pero no revueltas- con la sencillez de, por ejemplo, Locked In Verses; o, puestos a mezclar, con la explosión de ritmo de Monsters, que empieza de lo más dulce y acaba estallando poco a poco.
Aunque sería muy típico decir que esta artista ha madurado en este nuevo trabajo, sería más injusto no nombrarlo, ya que tanto mérito tiene llegar a triunfar como mantenerse en lo alto del podio, algo que ella ha conseguido con talento, ganas de patearse cuantos escenarios haga falta y contar con el respaldo de grandes del panorama como Iván Ferreiro, con el que compartió protagonismo –junto a otros músicos de reconocido prestigio en la escena indie, y no tan indie- en La Orquesta Poligonera.