La pintora surrealista y escritora Leonora Carrington dijo de ella que era una presencia que cambia la vida. Remedios Varo fue una pintora surrealista. Nació en Anglès (Gerona), pero la vida hizo que México la adoptara. “Remedios Varo: Los años en México”, monografía con texto de la investigadora Masayo Nonaka, que acaba de ser publicada en México, precisamente. Se recogen en la publicación los años más prolíficos de su trayectoria, su estancia en México. Además de testimonios de la pintora. Una nueva mirada para seguir admirando su obra.
Se formó en la Academia de San Fernando en Madrid. Sus viajes a París la zambullirían en el movimiento bohemio del momento. El pintor catalán Esteban Francés la pondría en contacto con el movimiento surrealista y además pertenecería al grupo Logicofobista, que representaban los estados mentales internos del alma, utilizando formas sugerentes de tales estados. Aunque para sobrevivir también sería ilustradora publicitaria y entomológica. En 1952 se casaría por segunda vez, Walter Gruen sería el elegido. El político austríaco la convence de que se dedique tan sólo a la pintura. Permanecería con él hasta el final de sus días.
En sus obras se identifica a la mujer con poderes misteriosos y regenerativos conectados a la naturaleza. Ella rechazaba las representaciones impuestas por los hombres del movimiento surrealista, como Dalí y Bellmer, porque la representaban como un objeto de deseo masculino. Ella pintaba a la mujer con la perspectiva de su propia experiencia.
Ninguna mujer fue puesta en la lista oficial de miembros del movimiento surrealista. Los surrealistas pensaban en la mujer como una mediadora entre la naturaleza y el subconsciente, una femme-enfant, una musa, y un objeto de deseo. El concepto de la mujer objetivado por las necesidades de los hombres estaba en conflicto directamente con la necesidad (subjetiva) de mujeres individuales a expresarse libremente.
Escritoras y artistas que escogían trabajar entre el marco de los principios surrealistas encontraban contradicciones inherentes a estos principios. Remedios no convierte en objeto a las mujeres. No hay representaciones fálicas o imágenes de alucinaciones que estaban presente en las obras de los hombres del movimiento. Varo pone énfasis en las fuentes de la realidad y de los sueños, del consciente y del inconsciente, del pasado y del presente. Estamos en un viaje hacia el interior de la conciencia femenina cuando miramos sus obras.
Considerada la primera pintora surrealista española, fue México la que le dio soporte y aliento. Allí moriría a los 55 años. En el 2000, Walter Gruen donó su colección de obras de la pintora al Museo de Arte Moderno de México que fueron compradas a coleccionistas privados que a su vez las habían adquirido en galerías. Fueron declaradas monumento artístico mexicano el 26 de diciembre de 2001. Ella regalaba sus obras, lo que le importaba era el proceso creativo, la obra en sí.