Por Vanessa Díez.
¿Te has parado a pensar el tiempo y el esfuerzo que hay detrás de una ilustración? ¿Qué te viene a la mente cuando abres un libro y te encuentras una? Sara es una ilustradora que removió el sector editorial en 2011. El proyecto de Diccionario de Literatura para esnobs de Fabrice Gaignault para Impedimenta fue el que la puso en la palestra, el sector empezaba a hablar de ella. Después llegaron portadas como la que Contraseña le pidió para Claroscuro, la novela de la afroamericana Nella Larsen. Como muchos la descubrí gracias al trabajo de Impedimenta, después Contraseña confirmó lo que ya se veía claro, Sara estaba en un buen momento. Además Charo Ramos en un artículo para el Diario de Sevilla dijo que era la revelación de 2011. Por ello quise saber que había detrás y llegar a conocerla algo más. Sus gustos, su proceso creativo, su forma de trabajar, sus últimos descubrimientos, sus proyectos …
La ilustración en España está en un momento buenísimo ahora mismo; hay demanda de libros ilustrados por parte de los lectores y cada vez más editoriales están prestando oídos a esta demanda.
– El principio de esta aventura fue el poemario Señal de Raúl Vacas (Mundanalrüido), pero el salto hacia el abismo fue con Diccionario de Literatura para esnobs, de Fabrice Gaignault para Impedimenta. ¿Cómo fue aquel primer encuentro con Enrique Redel en la Feria del libro de Madrid? ¿Cómo fue el reto de enfrentarte al retrato? ¿Cuánto tiempo tardaste en ilustrar el libro? ¿Cuál fue tu imagen fetiche de este proyecto? ¿Y cuál te costó más?
Enrique Redel y yo nos conocimos en la Feria del Libro del año 2010. Habíamos contactado a través de las redes sociales y la editorial Impedimenta se había mostrado interesada en mi dossier, así que allí que fui yo con mi portafolio debajo del brazo. Creo que Enrique vio posibilidades en mi estilo, y a las pocas semanas me propuso ilustrar el Diccionario de Literatura para Esnobs. Se trataba de un glosario de escritores malditos, contado con la elegancia mordaz de Fabrice Gaignault y la idea era hacer los retratos de una forma personal, siguiendo la esencia irónica del texto. Lo segundo no me preocupaba demasiado porque era lo que realmente le daba atractivo al proyecto, pero lo segundo eran palabras mayores, ya que yo no solo no era buena retratando, sino que era algo que por pereza no había intentado mejorar nunca… Pero cuando una editorial como Impedimenta te ofrece un proyecto como el “Diccionario Esnob”, te callas y le sacas punta al lápiz. Y lo cierto es que el retrato, en sí, es una cuestión de técnica, y la técnica es cuestión de tiempo. El libro lo terminé en un mes y medio, un plazo muy corto teniendo en cuenta que lleva 31 ilustraciones, más la portada, pero lo cierto es que cogí “carrerilla”, disfruté mucho el proceso, me resultó divertido y al mismo tiempo aprendí unos cuantos nombres de escritores de culto que no dudaré en dejar caer en alguna conversación si esta se torna demasiado intelectual.
La cara de Sylvia Plath me costó muchísimo, de hecho, el dibujo original está emborronado. Tenía una mirada perdida que me costó plasmar mucho. Mi favorito creo que es Denton Welch, pero no tanto mi dibujo, sino la ternura que me trasmitió el texto de Gaignault. Mi imagen fetiche es sin duda la portada, porque recoge todos los personajes-ilustraciones fetiches.
– Cartelistas como Toulouse, pintores como Goya, influencias del modernismo y expresionismo de entreguerras … ¿Cuáles son tus autores favoritos entre ellos? ¿Cómo te han influido?
Egon Schiele, Chagall, Toulouse Lautrec, Picasso,… Más que influencias pictóricas visibles en mi trabajo, su obra me hace sentir distintas emociones, y esto se traduce en ganas de crear. La más habitual es sorpresa y admiración, por cómo rompieron con lo establecido a través de los trazos y de los colores, transmitiendo una realidad muy personal, muy libre. Fue un período de experimentación que no solo cuajó, sino que abrió una puerta que aún permanece abierta.
Creo que mi estilo está más marcado por el cine, cine clásico en particular, o por el cartelismo.
– ¿Cuál es tu proceso creativo? ¿Qué te influye a la hora de crear? Dibujo a mano para después pasar a la plancha de litografía. ¿Hay tratamiento digital añadido?
Mi forma de trabajo es muy caótica, espontánea e intuitiva; no suelo preparar el campo de trabajo, ni hago bocetos, y cuando comienzo a dibujar no sé muy bien qué es lo siguiente que voy a hacer. Esto me causa mucha inseguridad a lo largo del trabajo, pero poco a poco voy conociendo un poco mejor el proceso y me enfrento a ello con más naturalidad que antes, cuando empecé; lo más importante es “empaparse” bien de la historia, y sobre todo del ambiente del libro, percibir esa atmósfera que destila, que es la que realmente me va a inspirar a la hora de hacer las ilustraciones, y que intento que sea distinta en todos los libros que ilustro. Luego me digo “Bien, esta es la historia, ¿cómo la vas a contar?” y trato de buscar una forma narrativa (metáforas, simbolismo, realismo,…) que funcione a lo largo del libro. Me gusta jugar, hacer cameos, esconder objetos o personas que chirríen un poco en alguna escena. Pero, sobre todo, lo que más me gusta es disfrutar recreándome en la historia, especular sobre los detalles que el texto no esclarece, redibujar a los personajes, la trama,…
Una parte importante del proceso es la lectura del texto. Leo el texto una vez y lo aparto, y solo vuelvo a él cuando tengo dudas sobre el cronograma de la historia, para tener cierto rigor con el desarrollo. Ilustrar es leer y luego contarlo de otra manera, a través de los dibujos.
Hay textos que te lo ponen fácil y textos que te lo ponen difícil. Señal, poemario de Raúl Vacas, mi primer libro ilustrado, fue, además de un trabajo que me llevó muchos meses, un reto muy grande al tener que buscar metáforas distintas a las de los poemas, para contar experiencias que en muchos casos yo misma no he vivido. La Flor Roja y Las Zapatillas Rojas dejan las puertas abiertas a muchas interpretaciones o referencias visuales (la locura del protagonista de Garshin o la interpretación paralela al texto de Andersen) y esto es un aliciente añadido a la misma historia. El Diccionario de literatura para esnobs fue relativamente fácil, una vez superado el pavor que me daba hacer retratos por primera vez. Todo lo demás me lo dio el texto, irónico y elegante, de Gaignault.
– Artículos en los que se habla de tu obra y entrevistas en medios. ¿Te esperabas captar la atención de esta manera? En el Diario de Sevilla afirman que eres la revelación de 2011. ¿Qué sentiste?
Que levante la mano el que no se sienta halagado con estas cosas… Mi ego se crece mucho con palabras como las que Charo Ramos dedicó en ese artículo para el Diario de Sevilla, el día de los Inocentes, por cierto, y yo estoy muy agradecida por ello, pero afortunadamente este ego mío tiene memoria frágil y tan pronto vuelvo la vista a la mesa de dibujo, volvemos a la realidad, a las inseguridades habituales y a las rutinas que ponen cierta distancia entre lo maravilloso que es ver las respuestas tan buenas que está teniendo la gente, y lo frío que resulta un papel en blanco. Y que hay que seguir trabajando, eso es impepinable.
– La Flor Roja (Nevsky), Los zapatos rojos (Impedimenta), Claroscuro (Contraseña) … ¿Con qué proyecto estás ahora? ¿Para cuándo ilustración para obras infantiles?
Ahora mismo estoy sumergida en la preparación de un libro para la editorial Contraseña. Con esta editorial estoy colaborando también con varias portadas que estarán pronto en las librerías. Preparo portadas para algunas editoriales francesas, y de cara al 2012 trabajaré con la editorial Nórdica y también con la escritora Patricia Esteban Erlés. Además, me gustaría repetir con Impedimenta.
En cuanto a la ilustración infantil, de momento me siento muy cómoda con la literatura para adultos, pero es posible que pronto le pueda echar el diente.
– ¿Qué se encontrarán los lectores en Los zapatos rojos de H. C. Andersen?
Primero, la historia de una niña muy pobre, Karen, huérfana a la que adopta una rica anciana, y en su vida se cruzan unos zapatos rojos, la vanidad y un soldado de barba roja.
Además de esto, mis dibujos vienen a contar más o menos lo mismo, pero dando una versión muy personal sobre, por ejemplo, qué sucede durante la danza macabra y maldita de Karen; qué pecados comete, con qué personas se cruza. En esta edición, tanto los editores de Impedimenta como yo, hemos querido tratar esta historia, desde la narración visual, sin tabúes ni metáforas, complementando así el texto de Andersen, que sin duda deja la puerta abierta a distintas interpretaciones.
– ¿Qué te es más fácil ilustrar prosa o verso? ¿Qué imagen se te ha resistido últimamente? ¿Y cómo la resolviste al final? ¿Cómo te han enriquecido las obras con las que has trabajando últimamente?
No hay un género más fácil o más difícil, todo depende de lo bien o mal que se “conecte” con ese texto. La poesía parece la más fácil, pero engaña, ya que esa aparente libertad que parece que nos da el texto puede convertirse en lo contrario, estos son, en mi caso, los trabajos que más me pueden enseñar, cuando las cosas se ponen difíciles: los dibujos que no terminan de salir, los textos que se resisten. Es una querencia algo masoquista, pero la satisfacción una vez el trabajo está terminado merece la pena. Generalmente es cuestión de dejar que todo repose un poco, darle tiempo, ponerse con otra tarea,… pero no siempre sigo mis propios consejos.
La última portada que he hecho para un libro de Hassan Manto que saldrá próximamente publicado por la editorial Contraseña me costó mucho, muchísimo. Hasta que, creo que así es como fue, “conecté” con el texto.
– ¿En qué medio te sientes más cómoda: editorial, prensa o publicidad?
Tal vez el sector editorial sea el que más disfrute. Es, además, el que más libertad me da a la hora de llevar la historia por otros derroteros, y además para mí ilustrar es una forma de alargar el placer de una lectura. Pero también me gusta alternar los proyectos, la ilustración periodística y la publicidad generalmente vienen acompañados de plazos de entrega muy limitados, o del uso de lenguajes más directos, y esto me obliga a resolver el dibujo con rapidez, lo cual no es mal ejercicio de cuando en cuando.
– ¿Cuál ha sido el último libro que has leído por placer? ¿Cuál es tu escritor/a favorito/a? ¿Cuál es tu libro de cabecera? ¿Y el último disco que has descubierto?
El último libro que he leído por placer ha sido un cómic. Varios, de hecho, releídos la semana pasada: Persépolis, Pollo con ciruelas y Bordados, de Marjane Satrapi, y también Arrugas de Paco Roca y La Señorita Else, de Arthur Schnitzler y Manuele Fior.
No tengo un escritor favorito, sino varios. Probablemente Zweig y Nemirovsky estén a la cabeza de esa lista, y fueron ellos los que escribieron mis libros de cabecera; La embriaguez de la metamorfosis de Zweig, y El baile, de Nemirovsky.
El último disco que he descubierto ha sido Lesser Matters, de Radio Dept.
– ¿Crees que la ilustración está teniendo una revolución entre sus creadores? ¿Qué nombres destacarías?
La ilustración en España está en un momento buenísimo ahora mismo; hay demanda de libros ilustrados por parte de los lectores y cada vez más editoriales están prestando oídos a esta demanda, editoriales jóvenes e independientes que tratan al libro como si de un objeto se tratase; hablamos de ediciones de lujo en las cuales se mima desde el tipo de papel hasta la traducción. Y sí que se está notando una calidad muy alta de ilustración en España, ante todo hay muy diversos estilos personales, y creo que eso también es consecuencia de que desde estas editoriales estén demandando, y reconociendo, el trabajo del ilustrador como coautor del libro ilustrado. Además de lo anterior, ahora mismo Internet y las redes sociales nos permiten hacer visible nuestro trabajo, y tenemos la posibilidad de interactuar entre nosotros, los ilustradores. En el panorama actual hay unos cuantos ilustradores que sigo y admiro: Iban Barrenetxea, Ale Acosta, Alfonso Rodríguez Barreda, Pablo Gallo, Ana Bustelo, Estibaliz Hernández de Miguel, etc…
– ¿Cómo ves el futuro editorial? ¿Cómo le llegan a un ilustrador el fruto de los derechos de sus obras?
Supongo que llegará a haber un equilibrio entre las ediciones digitales y las ediciones en papel, ahora mismo estamos al comienzo de esa transición, y poco a poco cada modelo irá marcando su parcela, del mismo modo que la televisión no acabó con el cine, el libro en formato de papel convivirá con el formato electrónico. Como fetichista que soy del papel, del olor a tinta y, en definitiva, del libro de papel, espero que así lo haga. Tengo curiosidad por saber cómo se va a asentar todo, pero de momento no pienso demasiado en ello. Lo que tenga que ser, será.
¿Qué opinas sobre la nueva ley de propiedad intelectual que se va a aplicar?
Que Internet evoluciona mucho más rápido que los políticos o la burocracia.