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Por Sandro Maciá.

Yo, que solía tirarme de los pelos cuando escuchaba a Lana del Rey. Yo, que no era muy fan de H&M. Yo, que intenté ser tan purista en esto de la música… Yo, que hice de todo esto mi filosofía de vida, le pego una patada a estos absurdos prejuicios y abro la boca todo lo que puedo para gritar que ¡viva la señorita americana de largos cabellos! ¡Viva la franquicia textil de Hennes & Mauritz! Vamos, que me declaro incondicional del spot que estas semanas inunda nuestra programación televisiva en el que doña Lana baña con su voz una escena de lo más pintoresca, toda ataviada, cómo no, por los últimos trapitos de los creadores de la moda low-chic de medio mundo.

Pero, claro, entendiendo que puede resultar extraño este homenaje a la recomposición de principios y esta devoción por la “Del Rey”, he de aclarar que lo que más me atrae de el anuncio de TV no es otra cosa que el relax que desprende, la tranquilidad que transmite entre tanto ruido y entre tanta promoción de cuchillos “corta todo” y adelgazantes milagrosos.

Y de eso, de aportar serenidad y equilibrio en panoramas inestables y ensordecedores, es de lo que pueden presumir –además del director del citado anuncio- los componentes de The Trees, un trío barcelonés que emociona en cada canción.

Puede sonar exagerado, sí, pero sería injusto negar que esas guitarras, ese bajo o incluso los violines no son capaces de hacernos cerrar los ojos e introducirnos en los intimistas temas que nos presentan estos catalanes en su primer y autoproducido Ep, de “nombre propio”, llamado Selftitled (2012).

¿Y la voz? ¿Qué decir los espectaculares giros que realiza Xavi, acompañado por los coros de Laia? Pues que escuchar sus sugerentes versos es como tener al lado al gran Damien Rice acariciándonos los oídos con sus letras, con su envidiable tono, como podemos comprobar con la bella Revelations –composición de dulce melodía y delicado final de violín-, con la melancólica Grab my hand –“Nobody is waiting for you / You’ve got stars in your sky / But they are too far away to light your eyes”-, la vocalmente sincronizada “Fragility” –acertado título para un corte que parece que vaya a romperse de un momento a otro, o sea, frágil- y la simpática I’m so close –un guiño a la alegría, al menos rítmica, que no todo iba a ser triste-.

Suavidad, cuidado y una producción esmerada es lo que, aparentemente, se intuye que ha habido detrás de un proyecto tan bonito –porque sí, porque será simple calificarlo así, pero que venga alguien y me recomiende otro adjetivo que resuma de una forma más certera la esencia de este Ep- que consigue que, aun sin conocerlos personalmente, nos entren unas ganas terribles de acercarnos a Xavi, Laia y Aleix, abrazarlos y decirles: gracias, gracias por reivindicar la sensibilidad a través de la música.