El poder de la fotografía en manos de mujer
Por Ana Mª Gil del Moral
La fotografía es esa “magia” que permite hacer nuestro un instante, poseerlo, de manera que perdure en el tiempo, para revivirse y compartirse una y otra vez, incluso cuando ya no pueda evocarlo nuestra propia memoria. Ahora bien, ese sublime momento capturado y materializado en una instantánea, que no te deja indiferente, que te fascina, que se convierte en parte de ti mismo, aunque no lo hayas vivido, y pasa a ser tan intenso que no lo puedes olvidar jamás, se convierte en una de las más bellas expresiones de arte.
Annie Leibovitz tiene esa sensibilidad e intuición innatas que le permiten plasmar la esencia de aquellos a los que retrata. Eso que a simple vista no se ve porque queda difuminado u oculto, ella lo pone en evidencia, no lo maquilla, lo muestra y nos lo narra de forma clara y contundente. A través de su mirada y una composición exquisita, en la que el uso de la luz es fruto de un sorprendente dominio de la técnica y la experiencia, descubrimos al vulnerable ser humano o al mito que está por venir.
Desde las portadas y páginas de las más conocidas revistas internacionales nos sorprenden sus magníficos reportajes. Entre sus retratados se encuentran miembros de la realeza, presidentes, debutantes y consolidados actores, periodistas carismáticos, deportistas de elite e influyentes sagas familiares. De hecho, hay quien dice que si no te ha fotografiado Annie Leibovitz no eres nadie.
Otorgar el calificativo de memorables a sus fotografías no sería tarea fácil, por eso han sido ellas mismas las que lo han reclamado por derecho propio. Un siniestro giro del destino, quiso que el retrato de John Lennon y Yoko Ono en su apartamento de Nueva York fuese el último en vida del cantante antes de su asesinato. El retrato de Demi Moore desafió los prejuicios y mostró al mundo la belleza del cuerpo en estado de gestación. La elegancia de la juventud y el brío de la madurez, la feminidad masculina y la masculinidad femenina. Son tantos los temas, que vemos el inacabable talento de esta exigente artista de vocación.
El Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2013, con el que ha sido galardonada recientemente, reconoce no solo su prolífica y brillante carrera, sino la seriedad con la que ha que ha ejercido la profesión y que la han llevado a ser “una de las dinamizadoras del fotoperiodismo mundial y una de las fotógrafas más respetadas en Europa y América”. Afortunadamente, el discurso de agradecimiento nos dejó ver a la mujer más que a la fotógrafa cuando comenzó diciendo: “Con este premio, me unen a un grupo maravilloso de artistas, escritores, compositores, arquitectos y cineastas. En este momento, me viene a la mente una galardonada anterior que significó mucho para mí: Susan Sontag”.
Leibovitz y Sontag, dos mujeres poderosas, dos carreras exitosas, dos talentos complementados, un amor incondicional y una pasión por el arte que las llevó a encontrar esa unión casi perfecta en la que uno puede verse en las palabras de quien le escucha y contemplarse a través de los ojos que detrás de una cámara le miran.