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Con un discurso crítico sobre la situación de los recortes y pidiendo trabajo.

Por Vanessa Díez.

Contundente, directa, sincera, lacerante al recoger su tercer Goya. El primero le llegó en 2004, como secundaria, por «Te doy mis ojos», y el segundo en 2006, como protagonista, por «Princesas». «Hace tres años que no trabajaba. En estos tres años he visto morir a mi padre en un hospital público donde no había mantas para taparlo y le teníamos que llevar el agua nosotros. En estos tres años ha nacido un hijo de mis entrañas y no sé qué educación pública le espera. En estos tres años he visto gente sin trabajo que se mata por no tener casa. Esta alegría no me la amarga nadie y os pido trabajo. Tengo un niño que alimentar».

Candela Peña subía al escenario a recoger su Goya como mejor actriz secundaria por «Una pistola en cada mano» de Cesc Gay, su vuelta al cine tras tres años alejada del trabajo, la vida marca, no hubo agradecimientos para el reparto, la gente que hubo en el camino o el director. Ante los medios tras el discurso dijo «soy una cochambre de persona, he ido a lo mío, a pedir curro, que estoy parada». Un Goya ganado en una película de hombres, hecha para hombres y con ninguno de ellos nominados, prometió compartirlo con ellos. Además reconoció que el director  «Cesc me sacó de un atolladero, estaba recién parida, no estaba yo en las ficciones, estaba en la realidad pura y dura».

Candela Peña ya venía de aguas revueltas en Cataluñá al haber recogido el premio Gaudí en castellano. Así que esta vez utilizó el catalán y el inglés, además del castellano durante su discurso. La prensa conservadora no tardó en hacerle notar que no poseía, a su parecer, el privilegio de decir lo que piensa, acusándola de hacer demagogia.

La disfrutaremos en la película de Isabel Coixet que protagoniza junto a Javier Cámara de la cual afirmó «Isabel que se ha levantado una película ella sola, en los tiempos que corren».

 

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