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La historia real de una mujer en el mundo de la dominación y la sumisión.

Por Gemma Juan Giner.

Sí hacía mucho tiempo que no me sentía tan identificada con la protagonista de alguna novela, y esta vez me ha pasado. Al igual que Sophie, soy una periodista joven que creció rodeada de libros y mil fantasías. Devoraba libros a todas horas sabiendo desde siempre que algún día sería periodista. Desde muy joven tuve interés por el sexo, quizás se debiera a que parte de mi infancia y adolescencia estuve más rodeada de chicos que de chicas. Me gusta hablar de sexo sin tapujos a pesar de que todo el mundo no se siente cómodo hablando de ello. Me gusta el sexo y todo lo relacionado con él, y por ello, igual que Sophie, pienso que es muy importante el sexo en una pareja. Tiene que haber química. Tiene que haber atracción. Para las dos es muy importante que el chico tenga una buena conversación, que nos hagan reír y que sean compatibles con nosotras en la cama.

Estoy hablando de “Diario de una sumisa” de Sophie Morgan, una historia real, provocadora y llena de emoción que da a conocer el mundo de la dominación y la sumisión. Mi diferencia con Sophie es que yo no me considero una sumisa, si es cierto que me encantan los azotes en el culo o los pellizcos en los pezones, pero de ahí a que te peguen 100 veces seguidas con un vara hay un trecho.

No obstante, hay chicas como Sophie que les excita de una manera abrumadora que las humillen y que les peguen hasta hacerlas rabiar de dolor. En este diario cuenta las dos experiencias sexuales que más le han marcado. Por un lado está su amigo Thom, con el que probará diferentes maneras de obtener dolor y el cual conseguirá estamparle un GUARRA en el culo. Pero será James, un atractivo agente de bolsa la que conseguirá enamorarle psicológica y sexualmente. El único problema es que a lo mejor no son tan compatibles en la cama como ella pensaba. Ella es una auténtica sumisa encantada de recibir dolor, pero no todos los chicos están por la labor de producir dolor, por lo que Sophie tendrá que descubrir hasta donde es capaz de llegar en su búsqueda del amor y del placer.

Es difícil encontrar un chico con el que conectar psicológicamente, pero más lo es encontrar a uno que te satisfaga en la cama. Yo lo he encontrado… ¿Y tú?

 

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