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febrePor Sandro Maciá.

Los museos preparan sus exposiciones de nueva temporada. Las rebajas están a la vuelta de la esquina. Los adornos navideños empiezan a peligrar y a estorbar. Acaban unas giras y empiezan otras…

Los cambios siguen, queramos o no. Por eso, yo ya no sé si subirme al carro o pegarme un golpe en la cabeza para ver si, con un poco de suerte, pasamos ya este turbulento mes y aterrizamos en otro mucho más agradecido: febrero.

El tiempo de los enamorados, de la nueva vida, del frío… Hay tantas formas de nombrar a mi querido febrero que uno no sabe por cuál decidirse. Sin embargo, ante la duda, creo que prefiero saltarme toda lógica y, aunque sólo sea por esta vez, optar por referirme al susodicho mes en su faceta nominativa, en su sentido menos literal: hoy, febrero, es música.

Sí, música. Pues esta palabra de siete letras da nombre a una banda de Tarragona que nace de la unión del talento de Xavi Carbonell (guitarra y coros), Adrián Salvador (voz y guitarra), Xavi Escolar (bajo y coros), Gerard Francesch (teclados) y Álvaro Hernández (batería); banda que, de forma sólida y contenido suave, nos regala en Altos Vuelos (La Produktiva, 2012) un viaje a través de melódicas voces y sugerentes guitarras.

¿Nos subimos al avión? Si es así, como ellos mismos dicen al presentarse en su web, su estilo “puede producir intensidad emocional sin previo aviso”. Y no es para menos, ya que en el recorrido que emprenderemos iremos de lo incisivo y narrativo de sus letras a la consistencia de unos ritmos y de unas canciones que, consciente o inconscientemente, gozan de una estructura pop –unas veces intimista, otras más psicodélica- que denotan la influencia que los catalanes han recibido de grupos como Lori Meyers o Tachenko.

Puestos a ejemplificar y comenzando la ruta como si de un gps se tratase, nada mejor que atender a los versos de Superestructuras, primer corte del disco que, de forma tan directa como “Me ofreces tu medicina/ que al menos para mí / sólo es sal en mi herida”, supone el pistoletazo de salida para empezar a surcar los cielos y, parafraseando su tracklist, creernos Invencibles, conocedores de las Ciencias exactas o, rizando el rizo, permitiéndonos presumir de tener un Plan maestro.

Además, si los títulos de sus creaciones os resultan originales, no bajéis de la nave. Quedaros hasta que termine el trayecto y podréis descubrir a una formación de las que no cansan, de esas que siguen la estela de un estilo marcado pero con gracia, sin inventar pero sin copiar. No suena mal, ¿no?

 

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