Nuevo homónimo disco de His Majesty the King
Por Sandro Maciá.
Cuando un día se tuerce, se tuerce. Y no nos empeñemos en buscar cuál es la razón que nos lleva a pasar de un catatónico estado de felicidad a la más oscura y honda miseria porque, por mucho ímpetu que tengamos, ni hallaremos el motivo ni, mucho menos, conseguiremos que todo vaya mejorando. Al contrario: seguro que, aun intentando actuar con la mejor de las intenciones, no lograremos más que terminar de rematar las pifias.
Es así. Jode, duele y fastidia, pero no tenemos alternativa. No está en nuestra mano hacer retroceder el tiempo y que todo vuelva a empezar. ¿O si? Que todo se reinicie, a modo de reseteo electrónico, es imposible -por ahora-, vale, pero poder cambiar radicalmente el chip y optar por embriagarnos de un optimismo que nos ayude a ir encajando los golpes de forma menos violenta parece más factible.
Y ahí, en esta fase de dispersión y “new mind”, es donde encajaría -muy, pero que muy bien-, un
dúo madrileño que viene dando guerra desde junio con su nuevo y homónimo segundo trabajo: His Majesty the King (Holy Cuervo/Gran Sol, 2013), un disco que, tras cinco intensos meses de gestación, se grabó en El Lado Izquierdo (lugar por el que han pasado Wild Honey, Jero Romero o Julio de la Rosa) y tomó forma a los mandos técnicos de Manuel Cabezalí (Havalina o Pasajero).
Compuesto por once cortes que se distribuyen de manera original ya incluso en la disposición de sus títulos -el primero de ellos comienza insultando rabiosamente con “Imbécil”, mientras el último clausura el tracklist bajo el nombre de “Nana”-, en este Cd se vuelve a apreciar la pasión de Clara y Nacho (mitad y mitad de His Majesty the King) por el ruido y las melodías de aires noventeros, así como su ironía y original traducción de la realidad para ir contando historias de humor, enfado, amor… Vamos, para ir desgranando ideas que muchos pensamos y que pocos expresan -¿o, acaso, no es magnifico el tener una canción que se llame “Yo no te juzgo, pero eres muy puta”? Touché-, ya sea en nuestra lengua o al estilo anglosajón, ambos terrenos les son válidos para mostrar los diferentes registros que plantean en este trabajo. No obstante, si en detalle entramos, no es justo obviar a Australia, No o This is Love, más ejemplos de los títulos que vertebran este proyecto y que, a su vez, comparten espacio con otros más contundentes -como ¡Despabila!- y sugerentes -como Very cheap. Very drunk. Very fast-.
Ahora, independientemente del apartado textual, si algo destaca de este nuevo disco, es la marcada evolución general del dúo, tanto en lo sonoro -un vistazo a su Long Story Short (2011) denota que, en estos momentos, la producción de cada tema es mucho más ambiciosa- como en lo artístico, donde se han marcado un detalle impresionante para los que adquieran el disco en soporte físico: la portada, que ha sido realizada por Mario Rivière, será serigrafiada a mano para cada copia por el estudio El Ojo, haciendo de cada ejemplar una obra de arte individual e irrepetible.
Propiamente definidos a sí mismos como seguidores de “la ilustre tradición de dúos ruidosos y borrachos de electricidad”, estos madrileños tienen ganas e ideas como para perpetuar la especie neorockera a la que representan. So… come on!