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Xuan Bello nos habla de aldeas asturianas

Por Rubén Olivares.

Hay personas que escriben por necesidad, como el que necesita respirar y, aunque sabe que siempre puede contener la respiración, no pueden luego evitar aspirar bocanadas de aire. Algo así le pasa a Xuan Bello. En cada página de “La nieve y otros complementos” se nota el deseo, la necesidad de escribir del poeta que necesita transmitir lo que ve tal y como lo siente, porque es un observador de la realidad que traduce con sus reflexiones y poemas lo que la realidad le ofrece, porque al contemplar la caída de las primeras hojas y la alfombra dorada de los caminos por los que transita, porque al sentir el frío de las primeras nieves no puede reprimir la nostalgia que siente quién ha estado aquí y allá y, en sus noches juntos a la chimenea, se deja abrazar por los recuerdos. Xuan Bello nos habla de aquellas aldeas que pueblan Asturias, de las zarzamoras, los pájaros, los verdes prados y los escondites en los que el tiempo se esconde en la memoria.

En este libro Xuan Bello nos sorprende con una escritura anclada a la tierra que le ha visto nacer y crecer. Fotos, retazos, granos de arena y partículas de agua que escapan entre las manos partiendo de lo pequeño hasta el horizonte. Este libro está plagado de artículos escritos desde el recuerdo de la aldea, desde su querida Asturias, redactado desde una escritura reflexiva, poética y madura que nos muestra el dominio y la maestría de un autor que lleva escribiendo desde hace casi un cuarto de siglo.

Traducido del asturiano al castellano (porque sí, existen más lenguas en este país de pequeñas naciones que llamamos España) y publicado por la editorial Xordica, estamos ante un libro en el que cabe de todo y en el que el lector disfrutará picoteando de aquí y allá, sin que tenga porque seguir un orden concreto (y esto es uno de los atractivos del libro, saber que abramos por donde abramos el libro, siempre encontraremos alguna reflexión que nos haga meter los labios hacia dentro y asentir), un libro en el que ante todo disfrutamos del escritor, de su esencia. En sus páginas se nos habla de lo que él vive, y eso, como en toda vida, incluye sucesos que marcan a una persona, como la muerte de una amiga o la pérdida de personas a las que se admira, de lo que el tiempo nos evoca, de las cartas de amigos que evocan encuentros pasados, de la poesía que relee o que alguien le recomienda, ya sea Keats, Shelly Jon Kortázar o de los relatos breves de Jorge Luis Borges o de Dino Buzzati; nos habla de los caminos, del tránsito real o imaginario que le llevan y le traen entre recuerdos y viajes que aún no se han hecho. Un libro que nos anima a soñar, pues como nos dice “Soñar es la única libertad que lleva una vida (todas lo son) más bien esclava”. Un libro cálido que nos reconcilia con el placer de leer, que destila talento y nos invita a dejarnos atrapar por sus páginas.

 

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