Muere Germán Coppini, voz de Siniestro Total y Golpes Bajos
Por Sandro Maciá
De Cantabria al mundo. Bueno, quizá no tanto, pero casi podría decirse que eso fue lo que consiguió con su trayectoria, con una carrera musical que a pocos dejó en la indiferencia y que, a ritmo de reivindicación e ingenio, alentó a parte de dos generaciones: la que fue coetánea a su despertar como artista y la que nació de ésta. Él, quien marchó, para no volver, la pasada Nochebuena -tiene delito tal nomenclatura para semejante hazaña…-, no es otro que Germán Coppini.
Pudiendo presumir de echarse a la espalda el haber sido la primera voz de Siniestro Total y no sin quitar mérito a su valor para embarcarse en la fundación del histórico grupo “ochentero” Golpes Bajos, Coppini nos abandonó de una forma tan fugaz y fulminante como lo fueron sus himnos, sus canciones, sus cantos llenos de una vida que, por desgracia, un cáncer hepático se llevó por delante dejando la evidente constancia de que, pasando de las últimas y morbosas conjeturas publicadas sobre si su sufrimiento se prolongó durante años o fue víctima de un diagnóstico obtenido irremediablemente tarde, el pop español se nos va quedando afónico poco a poco.
Nacido en 1961, el que ya nos advirtiera en su día que no mirásemos a los ojos de la gente, comienza su andadura al filo del gamberrismo punk y el buen saber hacer musical a principios de los 80, junto a Miguel Costas y Julián Hernández, en una banda -Coco y los del 1500- que acabaría convirtiéndose, paradójicamente con su disolución, en el esbozo de un proyecto aún mayor: el mítico grupo Siniestro Total.
Tres años después, con varios singles, y sendos Lp’s y Ep’s grabados junto a sus siniestros compañeros, Coppini encuentra un nuevo aliado, Teo Cardalda, con el que forma el dúo Golpes Bajos, un aparente pasatiempo alterno y paralelo a sus andanzas en Siniestro Total que, sin embargo, terminó siendo su principal dedicación a partir del punto decisivo en el que resultan ganadores del concurso de maquetas de la revista Rock Espezial del año 83 (actual Rockdelux), momento en el que deciden ampliar el elenco de la banda e instante previo a su arrollador éxito con el archiconocido maxisingle que publicaron ese mismo año bajo la edición de Nuevos Medios, un trabajo de homónimo título al del grupo que incluyó el atemporal hit Malos tiempos para la lírica.
A partir de ahí, citar su historia no daría para suficientes scrolls con el ratón del pc sin que se nos atrofiase la muñeca, aunque es cierto que poco secreto hay en la vida de quien, ya a tiempo completo con Golpes Bajos, colaboró varias veces en el programa La edad de oro, fue parte del disco Deseo Carnal de Alaska y Dinarama y se proclamó receptor de no pocos galardones que reafirman y confirman un talento que, sin contaminarse por el mayor o menor índice de fanatismo despertado entre la gente, ha ido cultivando a través de nuevos proyectos como Carabás, Anónimos, Lemuripop, o su última creación: América Herida (Lemuria Music), un recorrido por los grandes clásicos de la música latinoamericana más comprometida.
Amor póstumo para un grande. DEP Coppini.