La Maniobra de Q y El desarrollo de la tolerancia
Por Sandro Maciá.
Acaba una nueva edición del mayor encuentro entre los seguidores más acérrimos del “moderneo” y los grandes embajadores del movimiento hipster del país. Sí, amigos, un año más el festival Primavera Sound echa el cierre hasta su próxima edición y ofrece el relevo a los eventos que inundarán la costa castellonense o alicantina, además de lo que acontecerá por el norte y el sur de nuestra querida geografía.
Sin embargo, lo que siempre nos quedará son los reportajes de Instagram, Facebook y Twitter que, seguro, alguno de nuestros contactos ha hecho enseñando su modelito fluorescente, su piercing del labio o su barba -¡ojo! Sin acritud ninguna, que yo de barba y pinta hipster voy más que servido-.
Por eso, sin querer meter el dedo en la llaga y dejando que la envidia que sentimos los que no pudimos ir sólo aflore ante dichas fotos, vamos a correr un tupido velo y a centrarnos en recibir como se merecen, entre estas líneas, a unos paisanos que comienzan con su segundo Ep un camino –cada vez más directo- hacia su consolidación como banda referente del indie nacional: La Maniobra de Q.
Conocidos por su primer trabajo, Eterna Juventud (autoeditado en 2011), y por los logros conseguidos con éste –recordemos que fueron finalistas del Premio Planteademo de Radio 3 el año pasado-, la banda murciana presenta estos días su segundo Ep, un conjunto de tres canciones que, bajo el nombre de El desarrollo de la tolerancia (Autoeditado, 2013), supone un toque de atención, un llamamiento al mundo para hacer saber a todo el que se cruce en su camino que su condición de grupo emergente va quedando en un segundo plano y que están preparados para dar el salto.
¿Hacia dónde saltarán? Sólo ellos lo saben, pero atendiendo a lo escuchado en Iba a ocurrir, El desarrollo de la tolerancia y Diez años –así se llaman los tracks citados- podemos afirmar que el brinco no acabará en caída libre, pues esta banda rezuma solidez y puede presumir de algo que no muchos consiguen: mantener un estilo propio sin caer en la monotonía o la rareza, combinando lo mejor de unas bases envolventes tejidas con guitarra y percusión con unas voces reconocibles allá donde se oigan.
Y si de voces se trata, no podemos obviar que El desarrollo de la tolerancia concentra justo ahí, en lo vocal, su parte más indie, más dulce; una parte que, además, da lugar a un perfecto contraste entre esta candidez y la enérgica y gradual estructura del corte de homónimo título, cuyo final viene dado por un gran estallido sonoro. ¿Metáfora del brutal ascenso que les espera? Sin duda.