The XX, plato fuerte del SOS 4.8. de Murcia
Por Sandro Maciá
¿Quién me iba a decir a mí que acabaría siendo parte de la sexta edición de un festival que comenzó, allá por mediados de la década de los 2000, con una modestia tan palpable como las aspiraciones que, ya en su día, desprendía un cartel encabezado por Kaiser Chiefs, Chemical Brothers o Fischerspooner? Nadie. Y no porque no prometiese, a priori, lo vivido aquel año, sino porque aguantar –fielmente- a todas las convocatorias de un festival es un acto casi de amor incondicional.
Sin embargo, he ahí el éxito del SOS 4.8 (el evento en cuestión al que me refiero y del que hace escasas horas he vuelto), pues no ha habido mes de mayo que no haya acudido al –ya familiar para mi GPS- recinto de La Fica (Murcia) para disfrutar de dos días (en las últimas ediciones llegan a ser tres) de arte, workshops, descubrimientos de nuevas bandas, actividades culturales y, cómo no, de las actuaciones de las figuras del pop, el indie y la electrónica más representativas del panorama nacional e internacional. De hecho, en este 2013, viendo un cartel como el que se presentó, no iba a ser yo quien se quedase en casa y dejara de ser parte de los 60.000 asistentes que invadieron la tierra del queso, la huerta y el vino (con mis respetos a los manchegos, dicho sea de paso) con ganas de vivir un “non-stop” fiestero que empieza a equipararse –en su justa medida y sabiendo que la playa no queda tan cerca- al mismísimo Fib en cuanto a internacionalización, eclecticismo y gusto por lo más puntero –musicalmente hablando- de la escena artística contemporánea de nuestro país y de más allá de sus fronteras.
En esta ocasión, los triunfadores indiscutibles –atendiendo a lo vivido en su concierto y sin dejar de tener en cuenta los comentarios escuchados durante el transcurso de éste- han sido los británicos The XX. El trío londinense, precedido en horario por los noruegos Kakkmaddafakka, lejos de calmar a las fieras y templar los ánimos tras la actuación de los con su sonido intimista y atmosférico, supo cómo combinar su sensibilidad sonora con la contundencia de unas canciones –himnos para muchos- que no dieron lugar a la indiferencia y que permitieron demostrar que la energía, la vitalidad y el espíritu de fiesta no sólo se despierta a saltos y gritos.
Tras ellos, de cuya capacidad de congregación derivó el único momento desagradable del festival (la inolvidable aglomeración pre y post actuación, con las correspondientes y eternas colas para todo, en parte provocadas por la incomprensible idea de reducir, este año, el número de entradas y salidas a La Fica), podríamos decir que los segundos más aclamados fueron M83. Estos, si bien no hicieron gala de la exquisitez de los de la doble X, se ganaron al público a base de saber qué tenían que tocar, cuándo y cómo –loable mérito, en realidad-, logrando hacer sombra a unos Bloc Party que, tristemente, no merecen más comentario que destacar que ya no parecen ser lo que fueron…
Penas aparte, si algo debe hacernos salir de este festival con nuestro orgullo más hinchado que un pavo antes de la comida de Navidad, es el poder apreciar el nivel que tiene el indie en España. Desde los incombustibles Lori Meyers hasta la elegancia de L.A., por el SOS 4.8. ’13 han pasado casi todos los grandes del género (Dorian, Los Punsetes, Grises, Hola A Todo El Mundo…) y, una vez más, han demostrado tener un talento que supera con creces al pretendido por los tibios Crystal Fighters o los sosos J.U.S.T.I.C.E. –sí, mucho Dj Set, pero escasa entrega a volúmenes más bajos de lo normal-, dos apuestas que parecían seguras y que, dicho con cariño, resultaron ser todo lo contrario.
En lo referente a la electrónica y al electropop –que tan bien viene cuando la madrugada empieza a dar paso a la mañana-, no hay malas palabras que tengan cabida a la hora de hablar de los buenos ratos que pasamos al ritmo de Vitalic –espectacular sesión, una inyección de ánimo-, Citizens! o Kostrok.
Con electrónica o sin ella, con aires más puristas o menos en cuanto a estilos, lo que está claro es que la consolidación del SOS 4.8. es una realidad de la que cada vez son partícipes un mayor número de personas y, sorprendentemente, un mayor despliegue de efectivos de seguridad, siendo esto último un salto cualitativo que, aunque no supuso una medida de despeje en las (lógicas) aglomeraciones, es digno de agradecer a la implicada ciudad de Murcia.
Finalmente, pese a mi personal rechazo a tener que dar cuenta de ello, no sería honrado obviar la ya conocida muerte del joven madrileño que falleció ahogado en las aguas del río Segura, acontecimiento que, pese al sensacionalismo patente en la publicación de algún medio, nada tuvo que ver con lo que acontecía en el interior del recinto de La Fica.