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The Dirt Tracks confirma lo prometido en Kaleidoscope

Por Sandro Maciá.

Soy un hombre de palabra. O casi. O a veces… Bueno, vale, no siempre. Pero no voy a negar que intentarlo, lo intento. De hecho, de vez en cuando, no sólo lo consigo, sino que hasta llego a rozar un nivel de convicción tal que sorprendería a cualquiera que conozca mi vehemencia natural ante ciertos temas.

Ahora bien, que nadie se equivoque. Que no sea yo el ejemplo a seguir en lo que a la sinceridad en estado puro se refiere no significa que me tome a la ligera las opiniones que vierto respecto a lo que pasa por mis manos, se muestra ante mis ojos y penetra en mis oídos. Pues, si así fuera, no estaría en condiciones hoy de poder reafirmarme en mi intención de gritar ante quien haga falta que, por si alguien dudó, no mentía al decir que pronto daría de qué hablar un grupo de jóvenes valencianos que irrumpe en el mundo musical –recojo literalmente- “con la bravura de quien no se deja intimidar”: The Dirt Tracks.

Y así ha sido, ya que después de la sorpresa inicial que nos dieron con Kaleidoscope (aquel single que nació del resultado de la unión y el sonido conjunto de otras dos composiciones independientes y que generó mis aventuradas e ilusionantes premoniciones), estos chicos de la ciudad del Turia presentan este mes en su homónimo Lp en sociedad, un trabajo que sucede a sus EP’s Never been to Mars y The Madding Crowd y que está compuesto por 12 temas de contundencia similar al sencillo antes nombrado –en cuanto a estructura, que su toque indie, vocalmente hablando, no se lo quita nadie-.

Grabado en los Music Rooms, editado por David Giménez y masterizado en los Abbey Road Studios por Alex Wharton, The Dirt Tracks vive en estos días su puesta en escena, su directo frente al público, su cruda exposición sobre las tablas. O lo que es lo mismo: su momento de gloria, su desnudez frente a los que decidan acercarse próximamente por Valencia, Madrid, Castellón y Murcia a disfrutar de las letras de Santiago Coma (autor de todos los cortes del disco) y de la atmósfera sonora que recrea la interpretación instrumental de sus compañeros (sin excluirlo a él) Rafael, Carlos, Guillem y Miguel.

Esta comunión con el público permitirá palpar el alma de canciones como All Paths Cross, Pulse y Unchanged, por citar algunos títulos de esta original track list que, para rizar el rizo y sin perder la cuidadosa presentación física del trabajo a nivel gráfico, se expone en la trasera a modo de crucigrama, siendo un detalle más que confirma que, con o sin mi palabra de por medio, se cumplió la promesa: llegado el disco, acontecido el éxito.

 

 

 

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