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Una lección de vida magistral, de como superar cualquier percance con buena actitud.

Por Eduardo Boix

Hace unos años escribí un artículo que empezaba de la siguiente forma: “Hasta los 16 años mi padre no fue mi padre, era el hombre que solo se acostaba con mi madre.” Ese artículo atrajo a muchos curiosos a mi vida, no lo hice para provocar, tan solo fue una extraña declaración de intenciones del antes y el después del ictus que sufrió mi padre. Aquel derrame que nos hizo replantearnos la vida a todos, logró que conociera a aquel hombre maravilloso que tan solo lo oía roncar. Pasados los años tengo la sensación de haber vivido dentro de una extraña película que tuvo un final feliz, pero un argumento excesivamente duro.

Recuerdo la última vez que fui con mis padres al cine. A mi madre siempre le han interesado los dramones de segundas oportunidades sus películas favoritas son El príncipe de las mareas, El aceite de la vida y A propósito de Henry, al ver el tráiler en la televisión nos decidimos por ver esta última. El argumento es muy básico: “Un brillante y rico abogado es tiroteado durante un atraco a un supermercado. Su cerebro queda dañado y, además, sufre amnesia total: no recuerda nada de su vida anterior. A partir de ese momento, tendrá que aprender a hablar, a andar, a leer…” A los pocos meses de ver la película mi padre sufrió el ictus y nuestra vidas cambiaron con todo lo que eso supone.

Todo un viaje de Silvia Abascal editado por Temas de hoy ha sido como su título indica un viaje, un regreso al pasado. He vuelto a revivir la operación y la rehabilitación que sufrimos en su día toda la familia. Silvia sabe meterte en la historia, sabe describir muy bien todos y cada uno de los procesos a los que son sometidos los que sufren esta dolencia. Todos los viajes tienen un punto de partida y una meta. Para Silvia Abascal, ese viaje comenzó la tarde del 2 de abril de 2011, durante la gala de clausura del Festival de Cine de Málaga, cuando sintió un fuerte latigazo desde los oídos hasta el centro de la cabeza. Aún no lo sabía, pero estaba sufriendo un derrame cerebral. A partir de ese momento se abrió ante ella un camino totalmente distinto al que había seguido hasta entonces: tras la operación, el encuentro con un «espacio vacío» en el que pudo reconocer una valiosa oportunidad de creación. Un aprendizaje al que, según sus propias palabras, solo se puede acceder desde la humildad, el desapego y la valoración constante del hoy. En Todo un viaje, Silvia Abascal, una actriz acostumbrada a desenvolverse sobre los escenarios y ante las cámaras, alza la voz para contar en primera persona cómo afrontó esta compleja experiencia personal, cómo continúa día tras día reeducando sus sentidos, o cómo encara una nueva y más profunda empatía emocional. Alejada del miedo, la queja y la meta. Concentrada en el momento presente.

El ictus nos enseñó a vivir el presente más que nunca. Silvia Abascal es todo un ejemplo de valentía y de amor a la vida. Con ese coraje ha sabido capear el temporal de una enfermedad tan difícil como es un derrame cerebral. Todo un viaje es sin duda la crónica de una mujer valiente. Un libro esencial que nos enseña a enfrentarnos a la vida.

 

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