Lo nuevo de Polock, en forma de documental
Por Sandro Maciá.
No existe un momento adecuado para comenzar los proyectos que se prevén exitosos. Ni un tiempo, ni un lugar. Cada cosa debe surgir, aparecer, brotar, gozar de espontaneidad y, sobre todo, no ceñirse más de lo necesario a la meticulosa preparación y planificación que requieren las cosas bien hechas.
A partir de ahí, quizá nos sea más fácil entender hechos tan asombrosos como el que estamos viviendo estos días, que no es otro que la efervescencia creativa que experimentan nuestras bandas de cara a una primavera que se nos antoja –junto a la ya apretada agenda de confirmaciones de cada festival, que es tema aparte- llena de estrenos.
Uno de ellos, quizá el que cuenta con la presentación más original hasta la fecha, es el caso Rising Up (Mushroom Pillow, 2014), el nuevo disco de estudio de los jóvenes Polock, cuyo adelanto se dio a conocer hace unos días y que, situado sonoramente en la línea de lo que ya se puede considerar como la esencia del grupo en sí mismo, responde al gráfico nombre de Everlasting.
Conocidos masivamente desde su irrupción en 2010 en la escena musical con su debut -Getting down from the trees, publicado en EEUU, Canadá, México, Japón, Reino Unido, Francia, Alemania, Suiza y Austria-, lo que nos permite calificar de innovadora la manera de ir abriendo boca y, reconozcámoslo, de ponernos los dientes largos hasta que podamos escuchar al completo su Rising Up de abril, es el haber optado por presentar éste mediante un documental, una especie de “making of” que nos ayudará a entender cómo y por qué “cada acierto, o cada problema, ha encontrado su sitio en el disco”, en palabras de uno de sus miembros, Alberto Rodilla.
Dirigido por él mismo y producido por Anker Prod y Corinne Films, este “recording diary” se configura como un relato audiovisual que nos dará la oportunidad de ver que “del proceso que teníamos en mente al resultado final todo ha cambiado. Ha sido una experiencia intensa llena de aprendizaje. Ahora da la impresión de que todas esas decisiones inciertas, tuvieron un sentido”, haciendo nuestras, otra vez, las aclaraciones de su autor.
Hasta el momento, se puede disfrutar de Summer Rising, la primera de las cuatro entregas, todo un lujo que ya nos hace comernos las uñas pensando en qué nos deparará la nueva entrega discográfica de la banda, un trabajo que los propios músicos han querido desarrollar aprovechando las ventajas de grabar en casa, en un lugar apartado de la ciudad, en los meses de primavera y verano.
Según ellos, “así empezó la grabación, con mucha ilusión e incertidumbre, con piscina, frontón y largas noches terminando las canciones antes de empezar a dar forma definitiva al disco».
De ahí, nada malo puede salir.