Reflexión espontánea de Zinnard
Por Sandro Maciá
Hay canciones que se prestan al recuerdo, y hay recuerdos que merecen ser cantados. Y ahí, entre el ejercicio de evocar recuerdos y el arte de ponerles voz y música, es donde se sitúa el nuevo disco de Paul Zinnard, Clean-Cut and Rude (Two Mad Records, 2014),un trabajo que nos devuelve ese sabor nostálgico de los clásicos cantautores de guitarra y percusión, esos aires de tradición que, cultivando las raíces del género pero sin rozar la copia o la reiteración, llegan de su mano a nuestros días.
De hecho, si de evocar recuerdos se trata, sería absurdo jugar a la recreación de la correspondiente parafernalia que sirva para presentar el nuevo proyecto del artista, pues no hay mejor forma de saber ante quién estamos que retomando las palabras que ya le dedicamos a Carlos Oliver -nombre real que se esconde tras el pseudónimo de Zinnard-, cuando lo conocimos en su Orbit One (Two Mad Records, 2012), disco predecesor del actual.
Por aquel entonces, hace dos años, ya descubrimos que estábamos ante un cantante que “cabalga entre estructuras de corte “claptoniano” y unos versos que, aunque más marchosos, recuerdan a los susurrantes poemas de Leonard Cohen”, manteniendo un estilo que “consigue que olvidemos todo aquello que se encuentra más allá de sus acordes”.
Bien, pues Clean-Cut and Rude no hace más que darnos la razón en esta muestra de talento de la que ya dimos fe en su día. Sin embargo, ahora, las dotes compositivas e interpretativas de Zinnard van encaminadas a buscar, a su manera, aquella verdad que decía John Coltrane que todo músico quiere encontrar. Una verdad que, en su caso, se esconde tras la espontaneidad –“rude”- y, aunque suene paradójico, la reflexión –clean-cut-.
Para ello, Paul Zinnard cambia sus arreglos de cuerda por un quinteto de pop-rock más eléctrico que, sin perder su esencia y el estilo antes citado, le compaña al emprender esta búsqueda, este recorrido por viajes, playas, plantas, guerras y amores que se vertebra a través de las ocho canciones en las que el artista se rodea de Mauro Mietta (piano, órgano), Cristian Chilo (batería), Miguel de Lucas (bajo) y Santi Guillén (guitarras).
Con tal alineación al frente, se aprecia el detalle en cada track, comenzando por el tema que abre el disco, All around the world, siguiendo con una rítmica llamada al amor (como ocurre en All day long –“and I wanna be with you”-) y continuando la alegría con entradas tan “swing” como la de You and I.
Junto a estas canciones, encontramos otras que derrochan melancolía y atrapan desde su atmósfera, como Rain or no rain, dando un respiro a la energía general que transmite el disco y que resulta palpable, también, en otros cortes como John and Claire o Stop wasting my time.
Grabado en Estudio Uno, con la producción de Pablo Pulido, Luis Criado y el propio Zinnard, Clean-Cut and Rude perpetua un estilo que se renueva, pero no se pierde.