Ver el mundo a través de los ojos de un delfín
Por Ana Olivares
Si tienes hij@s, herman@s, sobrin@s, amig@s o niñ@s en general les recomendaría la lectura de este libro sin dudar. Con él te aseguras que aprendan valores cómo la amistad, la lealtad, el amor por los animales y la humildad; y se grabarán a fuego en sus conciencias gracias a la sencillez de su lectura -lo cual no quiere decir que no exista complejidad en él-. Dicha obra se estructura en 41 capítulos de pequeña extensión, en los que se intercalan la narración en primera persona de Hilas, un muchacho “Marginal” de tan sólo doce veranos y el “Espíritu “o adorable delfín, principalmente. También aparecerán cómo protagonista principal Pirra, una dama “keftiu” de doce veranos, hija de la Suma Sacerdotisa de Creta. Y Telamón, hijo de uno de los Grandes Señores de Micenas, de trece. También se entrevé la aparición de la adorable Issi, “Marginal” hermana de Hilas, de nueve veranos, a la que tan sólo conoceremos por boca del propio protagonista, ya que no aparece en este primer tomo (una buena saga siempre tiene algún cabo suelto que nos aliente a continuar su lectura y este es un gancho genial).
Desde la primera página comienza la acción: Hilas trata de huir de “los Cuervos” (guerreros micénicos) que han atacado su refugio en el monte. Recuerda con amargura el asesinato de Vete (un perro pastor) mientras busca desesperadamente a su hermana Issi, la cual ha huido despavorida tras el asalto; y este suceso le empuja a actuar rápido. Su amistad con Telamón, le ayudará a escapar de los “asesinos” que le persiguen sin saber por qué; y en su “odiséica” huida llegará hasta la Isla de las Aletas, en la que conocerá a “Espíritu”, un adorable delfín que lo salva del ataque de un tiburón –y de otros muchos peligros- y a Pirra, una niña de su misma edad que huye de su destino, que no es otro que ser entregada como esposa a uno de los “Grandes Señores” de Liconia (la antigua Laconia espartana pero que en esta época todavía no ha sido “habitada” por los lacedemonios, sino por los micénicos).
La novela está ambientada en la Edad del Bronce, época dónde todavía no había nacido la Magna Grecia cómo hoy la entendemos; de la que apenas existen documentos de la Edad Oscura, sólo “la Ilíada de Homero” o la “Teogonía” de Hesíodo, por lo que es un buen marco histórico en el que dejarse llevar por la imaginación. Eso es lo que ha hecho su autora, recrear el período palacial de los minoicos (1900-1600 a.C aprox.) a la vez que nos da a entender que ha comenzado la ocupación micénica con sus monarquías basadas en el poder del Wanax o Jefe Supremo de la comunidad que aquí lo denominan: Gran Señor.
Evocando así las grandes construcciones de estas dos culturas, tanto los palacios y casas señoriales cretenses cómo las armas de bronce micénico, que nos transportan a la cuna de la civilización mediterránea. Y se logra entender esta evolución cultural gracias a los personajes de Pirra y Telamón: ella es “keftiu”, que no es otra cosa que minoica; y él es hijo de uno de los grandes señores micénicos, por lo que representa a los antepasados del rey “Atreo”- a mí me han evocado esto algunos objetos que se describen, como los que se hallaron en el ajuar del Tholos micénico llamado “El Tesoro de Atreo”-.
Estos dos personajes forman la antítesis perfecta, unen ambas sociedades pese a sus diferencias, y aluden a un momento anterior al seísmo que se produjo en el Egeo y que “en teoría” causó la destrucción de estas culturas; incluso lo describen como “el gran toro que cocea bajo del mar”.
Los mitos son la única explicación acerca de las cosas que suceden en el mundo; los dioses son respetados y temidos por igual; y las convulsiones que sufrieron estos pueblos no ha hecho más que comenzar… por supuesto, Hilas es ajeno a todo ello, sólo le preocupa sobrevivir a las monstruosidades del ser humano, esto será más importante para él que respetar los cultos.
Existe una conmovedora ternura a la hora de describir las sensaciones a través de la piel de una criatura marina tan maravillosa como ésta; sobre todo al leerlo en primera persona, ya que eres uno más de ellos y te sientes tan puro y libre como él cuando nada con su grupo en el mar. Michelle Paver es una escritora consagrada por su anterior saga “Wolf Brother” ambientada en la prehistoria; además de ser una aventurera nata, pues ella misma en las “Notas de la autora” explica que estuvo nadando con un grupo de delfines en Florida, un gran trabajo de documentación, ya que si vives la experiencia eres capaz de transmitirla a la perfección. Y reconozco que lo ha logrado con creces en esta obra que emocionará tanto a niños como a adultos con ganas de soñar despiertos…