Flipante debut de los Flipping Colors
Por Sandro Maciá
“Flipar en colores” nunca estuvo tan de moda. Y no porque hayamos retrocedido a aquellos tiempos en los que hubo una generación que “alucinaba”, en vez de sorprenderse, o que “salía a dar un voltio” y a “mover el esqueleto”, en lugar de pasear y bailar. No, el verdadero motivo por el que volvemos tener presente ese modo de hacer referencia al entusiasmo y la alegría incontenida con este sinónimo de carácter tan retro como evocador –ojo, que todos hemos tenido infancia…-, es otro bien distinto: ¡llegan los Flipping Colors!
Valencianos de pura cepa y embajadores de la internacionalización de la peculiar y sorpresiva expresión patria, que tan popular se hizo en los añorados 80, esta joven banda salta a la palestra en nuestros días con un flamante y colorido trabajo bajo el brazo, un interesante debut coeditado por Mascarpone Discos, Carmen Records y Discos de Perfil, que lleva por título Selfish Shellfish Selfie.
Diez son los temas que dan forma a este primer álbum, un disco que se va desarrollando a partir de una tendente línea de rock noventero sobre la que confluyen, en un amplio rango de matices, toques de estilos marcados y concretos, serpenteado entre los extremos más crudos y más melódicos.
Ya desde el primer corte, Selfish Shellfish Selfie ofrece una perspectiva real y sincera de lo que la banda ofrece al oyente, inaugurando el tracklist con una viva Katana, cargada de buenas guitarras y un halo de claridad que poco a poco se va disolviendo entre distorsiones y baterías, entre instrumentos que se unen al ritmo cada vez más rápido y frenético de un tema que va progresando según avanza y que finaliza con una energía inesperada.
Tras ella, continuamos la exploración del ecléctico mundo de los Flipping Colors con una alegre Queen –heredera de la estela que han marcado los veteranos The Byrds o los ahora famosísimos The Vaccines-, canción que precede a unas rockeras Yourself, High Drive o Sunny Sun, y que a su vez se complementan con la vocalmente melancólica Pink and Gay o Whore – elaborada a partir de consistentes guitarras, como las que antaño nos conquistaban, allá por los 90-. Todo esto, por supuesto, sin dejar al margen las canciones de Wheel Chair –tampoco se queda atrás en lo que a frenesí se refiere-, A great job o We fall down –con sorpresa incluida-.
Grabado en los estudios Sountess de Pablo Peiró (Betunizer), no debemos olvidar que la autenticidad de este trabajo recae en la imposibilidad de atribuir la obra a otra banda, pues en cada tema del disco hay giros, notas y rasgos que denotan que Selfish Shellfish Selfie sólo podía nacer de la unión de unos músicos que no llegan de nuevas, sino que gozan de una conocida trayectoria en formaciones como Sangre de Mono, en el caso de Miki y Popo, o Jackson Milicia, en cuanto a Pablo y Nick (si bien este último aún se mantiene al frente de Cuello, entre otros proyectos).
¡”Flipante”!