Lila, historia de una superviviente.
por Ana Olivares
Esta semana la editorial Galaxia Gutenberg nos trae una novela de lección de vida ambientada en la década de 1920 en Estados Unidos. El país está sumido en la Gran Depresión y familias enteras abocadas a la pobreza tratan de sobrevivir a cualquier precio. La dignidad o la moral no tienen cabida en un mundo cruel y despiadado en el que apenas hay trabajo ni alimento. Pero a través del personaje principal y mediante el relato de su vida descubriremos que pese al sufrimiento aún hay lugar para la redención espiritual o personal gracias a la intervención de personas que están dispuestas a aceptar la realidad sin trabas; sin utilizar las negativas circunstancias que les ha tocado vivir como excusa a su miseria personal.
Lila es una mujer solitaria, trabajadora y orgullosa. La vida que le ha tocado vivir es dura, está repleta de obstáculos y falta de esperanzas. Será porque desde que tiene uso de razón se encuentra sola en el mundo. Apenas recuerda quienes fueron sus padres. Tan sólo tiene a Doll, la mujer que la sacó de la casa de obreros inmigrantes en Midwest con apenas cuatro años de edad porque nadie allí atendía a sus necesidades. Desde entonces, Lila y Doll se unen a una banda de trabajadores nómadas en busca de empleo. Vagan juntas por distintas ciudades; la primera aprendiendo que debido a su pobreza no puede aspirar a nada y la segunda, huyendo de los enemigos que se forjó al tomar una decisión equivocada.
Conforme transcurren los años Lila sigue sin saber qué es la felicidad. A través de sus conversaciones internas descubriremos su pasado y los traumas que la han marcado arrojándola a un estado en el que ni ella misma se reconoce. Pese a esto, su carácter recio y duro le permite adaptarse a cualquier circunstancia por difícil que ésta sea. Sin embargo, ya de adulta entra en la iglesia del poblado de Gilead donde el reverendo John Ames pronuncia su sermón. Un hombre maduro y sabio que le permitirá confiar de nuevo a alguien, y a creer que el amor también existe para ella. A partir de este momento, la narración del pasado de Lila se alterna con las conversaciones religiosas que mantiene con éste, quien basándose en el evangelio de Zacarías trata de ayudarla a alcanzar una especie de redención espiritual.
Personalmente en este punto de la historia perdí el interés. Por muy bello que sea este evangelio no deja de ser “la palabra de Dios” tratando de justificar que las desgracias que provocan los propios hombres forman parte del “plan del creador”. Resulta extraño que en pleno siglo XXI Marilynne Robinson haya optado por usar la religión cristiana como un medio para responder a las preguntas existenciales que nos plantea la vida. Y aunque la ambientación histórica de la novela lo permite, en su intento de acercarnos a la religión perjudica los diálogos creando un discurso ambiguo y desfasado. Quizá para su autora la Fe en Dios continúe siendo un recurso hacia la “búsqueda personal o existencial” pero hoy en día este mensaje carece de base. Es más correcto tener fe en uno mismo y que cada uno se responsabilice de su propio destino; porque incluso el destino de las sociedades lo rigen hombres y mujeres, no Dios.
Dejando al margen mis propias ideas, concluyo afirmando que Lila es una novela adulta que refleja las aventuras y desventuras de una “superviviente”. Nos sumerge en la figura de una mujer luchadora y acostumbrada a una vida difícil marcada por la soledad y el abandono que finalmente logra divisar un rayo de esperanza a mitad de su camino. Ofreciéndonos con ello una especie de referente a seguir o simplemente a tener en cuenta.