Alimentar en sintonía con el niño
Por María Elena Ayala
Sin duda alguna la alimentación es el tema estrella en las consultas de los pediatras.
Me pregunto yo, cómo después de tener tanta información a nuestro alcance respecto a la alimentación infantil, se siguen produciendo conflictos. Resulta paradójico pero es un hecho.
Y como bien comento, gracias a manuales como el de Carlos González, son muchos los padres los que seguro respiraran tranquilo después de leer sus consejos. El autor escribe para liberar de miedos y prejuicios a padres y madres, para que los padres lo hagan desde el corazón y desde las necesidades de sus hijos. La idea es que todos nos despojemos de normas rígidas y alimentemos a nuestros hijos con coherencia y conocimiento, respetando los tiempos y el desarrollo de los niños.
Su libro es un compendio de consejos e ideas que van en sintonía con el desarrollo natural del niño. Sus explicaciones respecto a la alimentación infantil, siempre se realizan valorando las circunstancias especificas de cada caso y tomando como referencia los parámetros sobre el crecimiento, pero siempre desde la coherencia.
La idea que nos plantea el autor es que si hemos decidido la lactancia materna o la artificial, que seamos consecuentes y conscientes para que se produzcan los menos conflictos posibles. Que estemos atentos a las necesidades de nuestros hijos.
Otra idea importante que se cita en el libro es la tarea de los profesionales de la salud la cual estaría enfocada a calmar ansiedades y miedos, y en caso de dar consejos y pautas hacerlo sin crear más incertidumbre y ansiedad a la familia, en definitiva apoyar los procesos elegidos e introducir cambios consensuados con los propios implicados.
Las actitudes hacia la alimentación infantil son otro gran reto de las sociedades consideradas avanzadas debido al gran número de conflictos que generan. El marketing de las compañías farmacéuticas respecto a las leches de continuación, papillas y demás productos, son toda una estratagema consumista para supuestamente facilitar las horas de la comida de los infantes, sin tener en cuenta las posibles consecuencias que se derivan de ello. Tantos productos que desvirtúan las relaciones familiares y el contacto intimo con nuestros pequeños.
“Mi niño no me come” es ya un clásico para todos aquellos papas que se quieran adentrar en la crianza natural. Llego a mis manos cuando mi hija tenía 9 años y me sirvió para valorar y comprender muchas conductas respecto a la comida, las cuales siguen presentes. Los hábitos se adquieren desde bien pequeños. Acompañemos a nuestros hijos en su desarrollo de manera respetuosa escuchando y valorando las demandas, en caso de necesitar ayuda acudamos a un profesional que nos guie en lo que ya estamos realizando. Cuanto más información tengamos a nuestro alcance estaremos mejor preparados para abordar la situación.