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Cuando dejas tus heridas sobre otros

Por Vanessa Díez

Te levantas en plena noche creyendo que ha entrado un ladrón en casa, recorres cada rincón y vuelves en medio de la oscuridad a la seguridad de tu cálida cama, cuando te das cuenta de que no había ningún peligro fuera si no dentro. Tu mujer quiere dejarte. Creías que todo iba bien. Creías que era feliz. Creías que te amaba. Creías que le habías dado todo aquello que podía desear. Creías que habíais tenido una buena vida. Creías que envejeceríais juntos.

David Nicholls nos trae una historia de sentimientos. Muchas veces nos quejamos de que los hombres no se quitan la coraza ante los acontecimientos de la vida, que no muestran aquello que sienten y todo lo que hay detrás, que se tragan el dolor y lo escupen demasiado tarde, que pagan en otros las heridas del pasado, que piensan que pueden enfrentar los fantasmas con el alcohol o cualquier otra sustancia, pues nos encontramos con un personaje masculino de perfil frío y callado, hermético más bien, ante todos los que le rodean, incluso su mujer y su hijo, así se enfrenta a todo aquello que había dilatado en el tiempo, todo lo que duele hasta hacerle sangrar, hasta reconocer que siente y padece desde las entrañas y el corazón como cualquier ser humano, porque aquello de que “los hombres no lloran” es un cliché que ha provocado muchos traumas, si uno no aprende a enfrentarse a las emociones lo hará por acierto y error, según le vaya yendo en la vida, uno no viene del útero sabiendo cómo enfrentarse a las emociones, si en la infancia tus padres no te dieron amor, sino orden y disciplina en vez de abrazos y cariño, después te costará por ti mismo saber que camino recorrer con otra persona.

Douglas Timothy Petersen recuerda cómo empezó todo, a través de flashbacks nos cuenta su historia de amor, cómo la conoció, qué sintió la primera vez que la vio, aquella primera noche en una fiesta que organizó su hermana, la mano que los unió que resultó ser una celestina acertada, pues él era un científico tímido que no salía prácticamente y no tenía citas. En el presente nos descubre el caos emocional que le provoca enfrentarse a su hijo adolescente, la lucha que tienen padre-hijo, sumándose a ello el posible fin de su matrimonio, además de que madre e hijo están unidos en muchas situaciones frente a él en un frente común. Douglas sin proponérselo se ha convertido en su padre, algo más suavizado, según nos cuenta aquel fue con él mucho más estricto, quiere que su hijo sea un hombre de bien, para ello la disciplina le parece importante, pero no ha sabido acercarse a su hijo desde que era pequeño, en cambio su madre viendo que el chico siente la vena artística como ella, pintora de formación que dejó de pintar durante su matrimonio, procura potenciar esa parte de su hijo para que encuentre por sí mismo su camino, dejando que experimente sus propias experiencias para que pueda volar por sí mismo, Albie quiere ser fotógrafo, pero su padre no le ve ninguna seguridad a eso.

Los tres se embarcan en un tour por Europa haciendo escala en París, Amsterdam o Múnich. Los conflictos salen a la luz incluso en vacaciones y Albie hace el petate y se marcha con una chica que conoció en París, pues siente que su padre no le apoya, que le desprecia y se avergüenza de él. Ante la desaparición del adolescente Douglas opta por emprender una aventura para acabar como héroe llevando el hijo perdido a casa, ¿y si su mujer le perdonara?

David Nicholls es ganador de los Uk National Book Awards en la categoría de Mejor autor del año 2014. También es autor de “Siempre el mismo día” que fue un gran éxito de ventas en Gran Bretaña, llegando a tener una adaptación cinematográfica que fue producida en EEUU.

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