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Las emociones nos ayudan en el día a día

Por Luis Muñoz Sánchez

¿Qué es inteligencia emocional?

El concepto de inteligencia emocional se refiere a las capacidades y habilidades psicológicas que implican el sentimiento, entendimiento, control y modificación de las emociones propias y ajenas. Una persona emocionalmente inteligente es aquella capaz de gestionar satisfactoriamente las emociones para lograr resultados positivos en sus relaciones con los demás.

A pesar de que varios psicólogos ya habían señalado la insuficiencia de los elementos cognitivos y racionales como únicos indicadores de inteligencia, el concepto surge en 1983 con el psicólogo Howard Gardner, quien considera a los test de coeficiente intelectual como insuficientes para lograr una apreciación de la inteligencia.

Existen dos formas elementales de inteligencia emocional: la inteligencia interpersonal implica entender y comprender las emociones de los otros y tener la habilidad de reaccionar según el estado anímico del otro,  mientras que la inteligencia intrapersonal se refiere a la comprensión de las propias emociones, de tenerlas en cuenta al momento de tomar decisiones y ser capaz de regular las emociones según la situación.

La difusión del concepto entre la población, a partir de la divulgación científica llevada a cabo por diversos académicos fomentó la aparición de seminarios, talleres y cursos vinculados al aprendizaje de la inteligencia emocional, que se generalizaron rápidamente en la sociedad, especialmente en el ámbito empresarial, proveyendo técnicas y herramientas para reforzar las habilidades intra e interpersonales.

La divulgación del concepto también impulsó la aparición de numerosos test, con el objetivo de medir, calcular y comparar las habilidades emocionales de las personas, pero al no ser las características afectivas y sentimentales de fácil medición, muchos de estos test no cuentan con aval científico.

Existen ciertas habilidades prácticas que se manifiestan con mayor intensidad en las personas emocionalmente inteligentes, tales como la empatía, la capacidad de motivación (tanto hacia uno mismo como hacia los demás), la autoconciencia, la capacidad de controlar la exteriorización de las emociones, el liderazgo, entre otras. Generalmente, estas habilidades son utilizadas como indicadores de la inteligencia emocional, cuando se quiere medir esta habilidad psicológica.

La inteligencia emocional desempeña un papel central en el éxito o el fracaso de todo tipo de relaciones humanas, desde las sentimentales y familiares hasta los vínculos laborales. También es un factor determinante en el funcionamiento de las organizaciones, ya que la empatía, autocontrol emocional y motivación de las personas puede condicionar el trabajo en equipo, haciéndolo más o menos eficiente y satisfactorio. Estas habilidades también son importantes en la capacidad de las personas de convencer, manipular e incluso dominar a los demás (los líderes tienden a ser personas emocionalmente inteligentes).

Este concepto también ha tenido un enorme impacto en el ámbito educativo, introduciendo la cuestión de los elementos emocionales en la relación entre docente y alumno, y la importancia que esto tiene al momento del aprendizaje cognitivo. Tanto la inteligencia emocional del docente como la del alumno tienen un peso significativo en el resultado exitoso o no del proceso de enseñanza.

Los estudios científicos sobre la inteligencia emocional se enfocan tanto en la vida personal de los individuos, y su aprendizaje emocional durante la infancia y adolescencia, como sobre factores biológicos y anatómicos, tales como el papel desempeñado por la amígdala y el hipocampo en la evolución de las emociones o la importancia que cumplen las hormonas.

En la literatura científica existen dos grandes modelos de inteligencia emocional: el modelo mixto, que combina habilidades emocionales con elementos de la personalidad, y el modelo de habilidad, el cual se centra exclusivamente en el procesamiento emocional de la información obtenida del entorno o de la introspección. Mientras que el primer modelo está más difundido gracias al marketing y la publicidad, el modelo de habilidad cuenta con más apoyo dentro de la comunidad científica.

Y para comprender mejor el concepto de inteligencia emocional, en el sentido más amplio de la palabra, no puede faltar un libro como “Inteligencia emocional” de Daniel Goleman (editorial Kairós) que a través de sus más de 500 páginas nos ayuda a comprender que nuestra visión de la inteligencia humana es estrecha, pues soslaya un amplio abanico de capacidades esenciales para la vida.

Daniel Goleman, doctorado en Harvard, ha escrito durante su dilatada experiencia sobre ciencias conductuales y cerebrales para el prestigioso diario New York Times, durante doce años siendo propuesto en un par de ocasiones para el premio Pulitzer.

Su obra (best seller) “Inteligencia emocional” se ha convertido desde su aparición en una obra de culto ya que ofrece una visión de la excelencia y supone un importante hito para un enfoque más amplio de la inteligencia humana.

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