Rocco Schiavone: Testosterona, romanticismo e intriga
Por Ana Olivares
“En solo dos novelas, Antonio Mazini ha hecho del subjefe de policía Rocco Schiavone un personaje inolvidable y que crea adicción”- dice Corriere della Sera en la sinopsis de esta novela negra italiana por la que ha apostado la editorial Black Salamandra para el pasado 2015. Coincido completamente con esta opinión ya que dicho autor ha sabido crear una personalidad única capaz de engatusar hasta al más incrédulo lector. Su personaje principal, Rocco Schiavone es cómo un superhéroe de cómic, con un sentido de la justicia obsoleto, noble por naturaleza y que posee una debilidad: el recuerdo de su difunta esposa Marisa. Ella es su kryptonita, el trauma que lo atormenta incluso cinco años después de su muerte. Esta carga es como una losa que aplasta su esperanza, y aunque en esta segunda entrega hace alusión a cómo murió, no conocemos las causas reales de esta pérdida. Pero no nos importa, ya que nos sirve de marco desde el que mirar al subjefe Schiavone y comprender mejor su “rectitud profesional” y su afición por los zapatos Clarks.
Antonio Manzini posee una elegancia de prosa impecable, y se nota que ha estudiado bien la personalidad y el carácter de todos sus personajes, incluso los secundarios pues contribuyen a engrandecer la figura del subjefe Schiavone, quien actualmente trabaja en el valle de Aosta tras ser relegado en su puesto debido a un ajuste de cuentas. Por suerte no le han quitado la placa y su nuevo equipo lo acompaña en su segundo caso, al igual que la nostalgia, la nieve y el frío creando un ambiente perfecto para las descripciones melancólicas; y que junto a la belleza nítida de los escenarios por su localización italiana hacen de esta obra una futura y prometedora saga de novelas negras al viejo estilo.
Finalmente su título tiene mucho que decir acerca de la trama; el asesinato se resuelve con sorpresas e independientemente del desenlace continúas preguntándote acerca del pasado de Schiavone. Es su personalidad tosca y sincera, tan perspicaz que se confunde con rudeza, la que nos atrapa. Situaciones que se nos antojan naturales, como la vida misma que incluso nos arranca alguna que otra sonrisa por los diálogos o alguna escena inverosímil que aquí se narra. Además trata el tema de que le Justicia en sí misma no es justa; y a veces uno debe recurrir a la venganza como medio con el que de detener un mal mayor.
Un hombre atormentado por la pérdida de la mujer que ama y que lucha cada día por sobreponerse a las circunstancias porque se debe a su trabajo “cazando a los malos” es el prototipo perfecto para despertar un ideal romántico en la mujer; y a la vez un sentimiento varonil en aquellos que sean íntegros y a su vez débiles en espíritu; pero ¿y quién no lo es? Esa es la idea, dotar a cada una de las partes en las que se estructura esta historia un tiempo y un matiz distinto con los que dirigir al lector hacia el terreno que ha escogido su autor.
Una novela negra muy recomendable con la que empezar el año con clase.