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Gloriosos León Benavente

Por Sandro Maciá

¿Que “el cielo” está lleno de valientes? ¡Falso! La música sí que está bien nutrida de éstos, de gente con actitud, de personas que –¡bendita rebeldía!- se saltan a la torera el mito de que un buen primer disco no siempre es el inicio de una gran carrera y de artistas que se ríen de las falsas creencias y maldiciones sobre las “segundas partes”; en definitiva, de grandes bandas que se bastan y se sobran de las subidas a los escenarios –y no a las gloriosas alturas- para demostrar su valor.
¿Contundente? No, justo. Pues mi afirmación llega, incluso, a quedarse corta frente a las palabras que merece la nueva entrega de un grupo que, habiéndonos dejado con la boca abierta con su primer trabajo, vuelve ahora con un admirable ímpetu por seguir manteniendo su actitud sin caer en la repetición y por demostrar que la evolución no significa perder el estilo, o al menos así parece ocurrir siempre y cuando tengas el honor de ser León Benavente y de poder presumir de haber parido algo tan grandioso como “2”.
Así es. A la banda formada por Abraham Boba (voz), Eduardo Baos (bajo y sintetizador), Luis Rodríguez (guitarra eléctrica) y César Verdú (batería y percusiones) no le es necesario emplear mayores artificios para nombrar al conjunto de nuevos hits que ahora, con un título tan franco como sincero, dan forma al que es el directo sucesor de su homónimo y anterior disco –salvando las distancias y la cronología más exacta, que nos lleva a no menospreciar su Ep “Todos contra todos”, de 2014-, al que supone la rampa de subida a la merecida consagración de este “supergrupo indie” –así irrumpieron, injustamente desconocidos al principio, en el panorama musical- y con el que, como ya hemos podido ver en no pocos festivales, “se repite el milagro”.
Sin embargo, aun construido en torno a unas estructuras ya conocidas en el haber de la banda –esto es, siguiendo la estela de laureados himnos como Ánimo valiente, Revolución o Rey Ricardo-, lo nuevo de León Benavente no se limita a la continuación de lo ya mostrado. Hay más. ¡Mucho más! Ahora, aunque es cierto que el pop-rock –con su aderezo electrónico- sigue siendo el centro de sus mordaces y realistas composiciones, cada uno de los tracks de “2” rezuma una nueva amplitud sonora, un espectacular despliegue de sonidos conformado por un vasto elenco de reverberados ritmos que se expanden hacia unos horizontes más eléctricos, y que permiten que la vitalidad de sus habituales mensajes –siempre fieles retratos de un país que se debate entre el amor/odio de sus habitantes hacia sí mismos o hacia la propia nación- llegue a calar bien hondo.
Prueba de ello -de semejante despliegue de sonido y actitud- es la irónicamente certera Tipo D, la reflexiva La Ribera, la ácida y punzante Gloria –fan total, brutal himno- o la “dulce” –que no inocente- La vida errando; cortes, todos ellos, que se ensalzan gracias a la potencia que han ido ganando en los directos dados para la presentación de este trabajo, conciertos que siguen fieles al espíritu “benaventero” de garra y fuerza y que dan fe de que las 9 canciones de “2” están hechas para ser degustadas y bien disfrutadas, desde el goce propio de su descubrimiento en soledad o en el recinto del festival que se precie.
Glorioso regreso. ¡Ánimo, valientes!