UA101349465-1

apartamentosacapulco_g

Apartamentos Acapulco y su “Siete”

 

Por Sandro Maciá

“Será por algo, por algo será”. Bien podrían empezar así una copla, digo yo. Pero no. No es el caso. Lejos de querer torturar al personal con mi nula capacidad compositiva –menos aún, para el folclore- o con mi escaso talento para infiltrarme en géneros musicales en los que me muevo peor que un pez en la arena, el motivo de hacer referencia a semejante frase no es otro que el de aludir directamente a lo que todos solemos pensar cuando intentamos resolver una incógnita ya clásica: el origen de la inagotable efervescencia musical que el sur de nuestro país, año tras año, cultiva y exporta –ya sea nacional o internacionalmente- más allá de sus andaluzas tierras.

¿Serán sus playas? ¿Montañas? ¿El siempre presente –y envidiable- sol? Como decíamos, “será por algo, por algo será”. Eso sí, que nunca termine, pues sólo a partir de continuar perpetuándose este floreciente periodo –ya extenso en décadas-, es como lograremos seguir explorando nuevas propuestas en el panorama del pop independiente, conociendo formaciones como Apartamentos Acapulco.

De paradisiaco nombre y no menos original estilo –estético y musical, según muestra el arte gráfico de sus trabajos-, este dúo granadino formado por Angelina Herrera (voz y teclados) e Ismael Cámara (voz, guitarra y teclados) en 2015, goza de la frescura de ser un “inmueble de obra nueva”, pero construido con materiales de primera calidad, es decir, asentando sus cimientos sobre la ausencia de exageradas pretensiones y creando canciones desde el afán de ir dándoles forma por el mero gusto y placer de disfrutar del proceso.

Gracias a esto, su carácter se ha ido forjando tan gradualmente como su historia, no siendo hasta septiembre del año pasado cuando dieron a conocer sus primeras composiciones con un Ep homónimo, cuya excelente acogida por el público supuso un punto de inflexión que les impulsó a ampliar sus filas (con otro guitarrista, un bajista y un batería) y a publicar su nueva –y reciente- compilación de canciones: Siete (Ep/Discos Imaginarios).

En él, fieles a sus influencias habituales -Slowdive, Galaxie 500, Jesus and Mary Chain, Los planetas o El Mató a un Policía Motorizado, entre otros-, Angelina e Ismael vuelven a demostrar que su estilo no se ciñe a lo puramente melódico o sintético, sino que la seña de Apartamentos Acapulco es ese mix perfecto entre ambas vertientes, esa transición rítmica que marca la identidad de Bing-Bong, -donde la poética de su texto se funde con una percusión y unas guitarras de cruda limpieza que, poco a poco, acaban se van sumiendo en una espiral shoegaze que engrandece sus dimensiones-, Nueve esferas –positivo y reverberado canto al momento futuro, con rifs intermitentes, cascadas de eléctricas cuerdas y sintetizadores-, Valentía –quizá su corte más “planetario”, un mar de marcados y sentido golpes de distorsión, con una clara estructura sobre la que nada la voz de Angelina, con delicadeza pero sin decadencia- y Canción del autoconvencimiento –un punto y final que gira hacia a lo acústico y ofrece, en su forma y cadencia, reminiscencias a grupos como La Familia del Árbol o Fleet Foxes-.

Aunque Siete es su Ep, sólo cuatro canciones les basta para hacer mella en nuestros oídos y evitar, desde ya, que les perdamos la pista. Sur, bendito sur.

Share This