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El placer de la erudición está reservado a los perdedores.

Por Ana Olivares

Esta semana me siento afortunada al presentaros la nueva novela de Umberto Eco “Número Cero” publicada en este 2016 por la editorial Lumen. Ya van por la tercera edición y es que todo lo que hace este consagrado autor italiano satisface desde la crítica más feroz hasta al lector más llano. ¿Quién no conoce el “Nombre de la Rosa” (1980) de Umberto Eco? Hace treinta años hizo su entrada triunfal en el mundo de la literatura con esta magnífica obra con la que alcanzó fama internacional. Esta obra también fue llevada a la gran pantalla en 1986 mediante una coproducción entre Italia, Francia y Alemania dirigida por el director Jean-Jacques Annaud.

Umberto Eco nació en 1932 en Alessandria (Italia) y gran parte de su vida la dedicó a la enseñanza en la Universidad de Bolonia hasta abandonarse por entero a escribir. Posee una forma de comunicar muy especial: cálida, directa y repleta de ironía. Sus textos están impregnados de verdad, nos empujan a reflexionar llenando de sentido a nuestra mente. Nos regala nuevas razones que nos obligan a buscar nuestras propias respuestas más allá de ideas autoimpuestas, alentándonos a madurar el conocimiento y por lo tanto, a conocernos un poco mejor a nosotros mismos.

El secreto de este genio de la comunicación es que consigue detenerse a observar el mensaje y su forma, porque le importa tanto la información que este contenga hasta cómo éste se exprese; pues sabía que la información es tan valiosa que los distintos “sistemas” que rigen la sociedad actual tratan de disfrazar la verdad, distorsionándola y con ello creando un clima de desinformación con el que mantenernos ajenos a la realidad. Y hablo en pasado porque desgraciadamente, cuando terminé esta reseña, el día 20 de Febrero de 2016 Umberto nos abandonó. Y con él se marchó uno de los últimos ilustrados que aún luchaban por la verdad.

La trama de “Número Cero” nos sitúa en Milán, en abril de 1992, cuando nuestro protagonista Colonna, un escritor que a sus cincuenta años recibe la extraña propuesta de aceptar ser el redactor jefe de Domani, un diario que se adelantará a los acontecimientos a base de suposiciones e imaginación, sin trazar el límite entre la verdad y la mentira; chantajeando de paso a las altas esferas del poder. Colonna, quien hasta la fecha ha malvivido como documentalista y que en palabras de su ex mujer es un perdedor compulsivo, acepta el reto. Le proporcionan un despacho y seis redactores: Maia, Romano, Cabria, Lucidi, Palatino y Constanza. Este heterogéneo grupo prepara la primera edición de dicho periódico indagando en la vida de ciertas personalidades relevantes; investigando archivos secretos acerca de la CIA o del Vaticano e incluso poniendo en entredicho la vida del dictador Mussolini. Los días transcurren con normalidad hasta que aparece el cadáver de uno de ellos en una solitaria calle del viejo Milán. Este hecho, unido al amor discreto que mantendrá Colonna con su nueva compañera, modificará el destino de este héroe moderno que despertará de su ceguera. Además, conseguirá que como lectores tratemos de interpretar la realidad que nos rodea o al menos, los despojos que quedan de ella.

A parte del personaje principal, tenemos a Romano Braggadocio, el conspiranoico que lo cuestiona todo y que se obsesiona con sus extravagantes teorías; un sabueso que no se detiene en sus investigaciones por inverosímiles que parezcan. En un lugar totalmente opuesto encontramos a Maia Fresia, “la mujer autista”- según Braggadocio- y a la vez “el gorrioncito-pozo de ciencia” -quien según el dottore Colonna- “permanece prisionero en la pajarera de Simei” (el jefe). Y es que esta inteligente y curiosa treintañera que intenta en vano exponer la verdad tal y como la entiende ella, ayudará a Colonna a enfrentarse al mundo de sombras en el que ha caído, aún sin saberlo.

En definitiva una obra altamente recomendable, la última de Umberto Eco, de la que estoy convencida que tras leerla comprenderás que ser un perdedor no es tan malo. Y además simboliza su réquiem y su lucha por mejorar el mundo mediante la correcta y humana comunicación.

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