Reclamando honor y justicia. La despojaron del honor, la justicia no llegó.
Por Ana Olivares
Cómo bien se dice en el libro, hay que concienciar a la población mundial sobre el “consumo” de la prostitución pues sin “demanda” no hay “producto” que ofrecer. En este caso los “productos” son seres humanos esclavizados por las mafias que controlan el negocio de la trata.
Por eso nuestra misión es concienciar sobre el drama que viven millones de personas en el mundo, en especial niños y niñas obligados a trabajar en míseras condiciones de vida o en el caso de mujeres obligadas a comerciar con su cuerpo. Todas ellas cuando ya no “sirven” (por enfermedad, por “envejecimiento” o por embarazo) son asesinadas y olvidadas. Lo peor de este horror es que en muchos casos los propios familiares son quien las vende a las mafias. No olvidemos que la mayoría de estos sujetos son pobres y no han recibido educación -esto no sirve de justificación sino para entender sus duras condiciones de vida-. Las engañan prometiéndoles un puesto de trabajo que nada tiene que ver con lo que encuentran cuando llegan a su nuevo destino: un club de alterne.
Allí les quitan el pasaporte y automáticamente las hacen responsables de una deuda económica que nunca saldarán debido a la gran cantidad de multas que irán acumulando. Y son obligadas a mantener relaciones sexuales con clientes por medio de coacción: les pegan palizas, las violan reiteradamente o las amenazan con matar a sus seres queridos. A los clientes no les importa que presenten signos de violencia o enfermedad siempre y cuando amorticen el dinero invertido.
Despojándote de tu libertad, de tu dignidad y desgarrándote por entero las entrañas imagino que debe de ser casi imposible luchar por salir de ese oscuro mundo en el que ya sólo eres una puta más. Pasas de ser una persona a ser un objeto con el que comerciar, desechable y muy rentable. Sin embargo, nuestra protagonistas es valiente y se cuelga un cartel que dice: “Puta no soy” tratando de reivindicarse en mitad de un club en el que sólo acuden hombres dispuestos a disfrutar por lo que han pagado. Y todos están ciegos, todos son participes y cómplices de su cautiverio, menos alguno.
Lamentablemente España es el primer país consumidor de prostitución en toda Europa. Donde a día de hoy tanto españoles como españolas mantenemos el cliché de que la prostitución es el trabajo más antiguo que existe o que las putas están ahí porque quieren con tal de mirar hacia otro lado. No es de extrañar teniendo en cuenta que vivimos en un país en el que aumenta la violencia de género, las autoridades religiosas promueven el machismo, algunos individuos utilizan el futbol para organizar violentas luchas urbanas en las que se han cometido incluso asesinato. Un país en el que la mayoría de las fiestas populares maltrata o mata animales. Recordemos el reguero de sangre y cadáveres de caballos que dejó a su paso la Feria de Abril; el estrangulamiento del pato en Sagunto o la masacre del toro de la Vega, perseguido y lanceado por una multitud enardecida hasta la muerte. O bien la violencia por violencia que generan los hinchas de algunos equipos de futbol en los que se ha llegado incluso al asesinato. Ya lo dijo Mahatma Ghandi << La grandeza de una nación se mide por la forma en que trata a sus animales>>. Y dentro de este caos pretendemos crear conciencia sobre el problema de la trata… En fin, tenemos una tarea titánica entre manos íntimamente relacionada con la necesidad de evolucionar como seres humanos.
Sin embargo gracias a este libro y al trabajo de gente como Mabel Lozano directora del documental Chicas nuevas 24 horas que ganó el premio Avanzadoras 2015 de Oxfam Intermon, quizá podamos erradicar algún día la trata de mujeres y niñas en nuestro país.
Este relato de vida utilizará la vulnerabilidad y valentía de su protagonista como medio con el que atravesar las corazas de nuestra conciencia para demostrarnos que todavía existen guerreros y guerreras dispuestos a luchar por la vida y por un mundo mejor.